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Primeros efectos de la 'operación coches oficiales'

Ya tenemos una prueba documental de los efectos perniciosos que podría tener sobre los cargos públicos de la nacionalidad la restricción en el uso de coches oficiales, tal y como propone fantasmagóricamente José Manuel Soria. Y la víctima no podía ser otra que el objeto de los más recientes desvelos del vicepresidente, es decir, su propio presidente, el de todos los canarios, Paulino Rivero. Salía este miércoles del Parlamento la máxima autoridad de la región cuando se topó de bruces con dos circunstancias adversas, la presencia de los trabajadores en huelga de Videoreport y la incompresible ausencia de su coche oficial, un imponente BMW azul marino. Así que Teobaldo Power abajo lanzóse Rivero convenientemente custodiado por la Policía y por su escolta de siempre. Pero el coche no aparecía, oye. Observen en el vídeo adjunto, elaborado por los huelguistas, cómo se va transformando la cara de Rivero y cómo va testando las desesperadas gestiones telefónicas de su guardaespaldas, que intenta hablar con el conductor a ver qué pasa. La aparición del vehículo deshizo las sospechas de que Soria lo hubiera subastado para contratar más publicidad en los medios afines al Gobierno.

Ya tenemos una prueba documental de los efectos perniciosos que podría tener sobre los cargos públicos de la nacionalidad la restricción en el uso de coches oficiales, tal y como propone fantasmagóricamente José Manuel Soria. Y la víctima no podía ser otra que el objeto de los más recientes desvelos del vicepresidente, es decir, su propio presidente, el de todos los canarios, Paulino Rivero. Salía este miércoles del Parlamento la máxima autoridad de la región cuando se topó de bruces con dos circunstancias adversas, la presencia de los trabajadores en huelga de Videoreport y la incompresible ausencia de su coche oficial, un imponente BMW azul marino. Así que Teobaldo Power abajo lanzóse Rivero convenientemente custodiado por la Policía y por su escolta de siempre. Pero el coche no aparecía, oye. Observen en el vídeo adjunto, elaborado por los huelguistas, cómo se va transformando la cara de Rivero y cómo va testando las desesperadas gestiones telefónicas de su guardaespaldas, que intenta hablar con el conductor a ver qué pasa. La aparición del vehículo deshizo las sospechas de que Soria lo hubiera subastado para contratar más publicidad en los medios afines al Gobierno.