Prontuario de desprecios y desplantes

El prontuario de desplantes y desprecios a Canarias por parte del Gobierno del PP y particularmente de su ministro de Industria, Energía y Turismo empieza a ser preocupante. La cosa empezó con las renovables, sector que sufre día tras día nuevos zarpazos que acabarán con su práctica desaparición de la faz de las Islas. Siguió con las autorizaciones a Repsol para extraer petróleo cerca de Lanzarote y Fuerteventura, para las que Soria se dio las mismas prisas que para pagarle a Bittini aquellos 102 millones de Tebeto. Paralelamente, la desaparición de las bonificaciones aeroportuarias, que nos han hecho perder alrededor de un millón de turistas en lo que va de año. En septiembre entró en vigor la majadería del certificado de residencia para descuentos aéreos y marítimos, que en realidad esconde el deseo del Gobierno de recortar esas ayudas. A eso sumen el paquete de recortes que han afectado por igual a todas las comunidades autónomas españolas, y ya tienen compuesto un cuadro verdaderamente cabreante. De ahí que acusar a Paulino Rivero y a José Miguel Pérez de frentistas por quejarse de esos desprecios constituya una solemne memez. Poco se quejan, la verdad, y hasta parece edificante conocer este viernes que el Gobierno canario ha recurrido ante el Constitucional los Presupuestos del Estado para 2012 alegando la vulneración de derechos históricos del Archipiélago que Rajoy y los suyos se han pasado por el arco del triunfo de manera olímpica.

El prontuario de desplantes y desprecios a Canarias por parte del Gobierno del PP y particularmente de su ministro de Industria, Energía y Turismo empieza a ser preocupante. La cosa empezó con las renovables, sector que sufre día tras día nuevos zarpazos que acabarán con su práctica desaparición de la faz de las Islas. Siguió con las autorizaciones a Repsol para extraer petróleo cerca de Lanzarote y Fuerteventura, para las que Soria se dio las mismas prisas que para pagarle a Bittini aquellos 102 millones de Tebeto. Paralelamente, la desaparición de las bonificaciones aeroportuarias, que nos han hecho perder alrededor de un millón de turistas en lo que va de año. En septiembre entró en vigor la majadería del certificado de residencia para descuentos aéreos y marítimos, que en realidad esconde el deseo del Gobierno de recortar esas ayudas. A eso sumen el paquete de recortes que han afectado por igual a todas las comunidades autónomas españolas, y ya tienen compuesto un cuadro verdaderamente cabreante. De ahí que acusar a Paulino Rivero y a José Miguel Pérez de frentistas por quejarse de esos desprecios constituya una solemne memez. Poco se quejan, la verdad, y hasta parece edificante conocer este viernes que el Gobierno canario ha recurrido ante el Constitucional los Presupuestos del Estado para 2012 alegando la vulneración de derechos históricos del Archipiélago que Rajoy y los suyos se han pasado por el arco del triunfo de manera olímpica.