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El PSOE de Lanzarote amnistía a Pedro San Ginés

A los nueves meses parió el pacto. Los socialistas de Lanzarote, tras darle muchas vueltas (arriba y abajo, de sur a norte de la isla) han decidido por fin entrar en el gobierno del Cabildo que preside Pedro San Ginés. Han aguantado el tirón y el riesgo de desgaste que podía suponer respetar el pacto de gobierno en cascada que el PSOE regional sostiene a duras penas con Coalición Canaria sin formar parte del grupo de gobierno insular. Sin vencedores ni vencidos, dicen en ambos lados, porque ha habido concesiones para que todo pudiera encaminarse. Cierto es que Pedro San Ginés no se ha bajado de la burra y no ha repuesto en sus funciones de jefe de la Oficina Insular de Planeamiento al técnico de la Corporación Polo Díaz, pero también es cierto que ha abandonado sus pretensiones de vetar los cargos de confianza, mayormente directores insulares, que pudiera proponer el PSOE. Además le añade a las carteras que ya había sobre la mesa la de transportes, que asume el hombre fuerte de los socialistas en el Cabildo, José Juan Cruz Saavedra, ex alcalde de Tías. Nadie reconoce presiones aunque sí un clamor cada vez más poderoso de los militantes de a pie y de gente bienintencionada vinculada al PSOE que venía clamando hace tiempo por un paso adelante que contribuyera a sacar al Cabildo de la situación de bloqueo institucional que estaba sufriendo. Gente que cree que los socialistas pueden desempeñar un buen papel en las áreas que les han otorgado (Obras Públicas, Transportes, Servicios Sociales…) y dar un empujón institucional a la isla. También debe haber influido lo suyo que la Ejecutiva Regional haya pedido con sutileza y buen talante (o similar) a la secretaria general insular, Dolores Corujo, que acabara con la situación de interinidad y completara el cumplimiento del pacto. De modo que ahora solo quede en el alero de Coalición Canaria el amplio catálogo de traiciones y de interinidades que, especialmente en la isla de Tenerife, lo colocan como el partido más incumplidor a este lado del río Pecos.

 

 

Oxígeno para Pedro San Ginés

La decisión del PSOE de dar por acabado el periodo de interinidad del gobierno de Coalición Canaria en el Cabildo de Lanzarote da a su presidente, Pedro San Ginés, un respiro. Sus relaciones con el señor alcalde-presidente de Canarias, Fernando Clavijo, no estaban siendo muy buenas estos últimos meses. No se apreciaba desde Nivaria que San Ginés estuviera poniendo todo de su parte para resolver el problema que, según los estudios de opinión que tiene el partido, sitúan el nivel de respaldo ciudadano a CC en Lanzarote en posición de alerta amarilla. San Ginés, por su parte, no comparte algunas cosas que pasan en ese Gobierno regional, sobre todo en lo que respecta a la falta de apoyo a Lanzarote. De este lance de nueve meses sale bastante fortalecida la imagen de Loli Corujo, la secretaria general de los socialistas conejeros, alcaldesa de San Bartolomé y presidenta del Grupo Parlamentario. Ha sabido mantenerse firme en una posición de fuerza sin permitir llegar al enquistamiento sin retorno. Su candidatura a la secretaría general regional sale en este sentido bastante fortalecida. Ojalá algunos superiores jerárquicos en Ferraz aprendieran la lección.

La Virgen del Amor se instala en la Supercomisaría

Hubo una vez un jefe superior de Policía que llegó ejecutando órdenes de la superioridad: si quieres ir a Canarias tienes que depurar a los mandos que investigaron la corrupción del PP. Soria los quiere lejos de los centros de decisión porque le jodieron la vida. Dicho y hecho. Valentín Solano no se anduvo con subterfugios ni con disimulos: llamó a los reos a su despacho y les contó que sintiéndolo mucho tenía que cortarles la cabeza. Alguno grabó aquella conversación para la posteridad, y la posteridad podría estar ya a la vuelta de la esquina, antes de que la cosa prescriba. Solano tuvo, a partir de aquellas depuraciones una existencia pacífica, tranquila, que sólo se vio perturbada por sus frustrados intentos de acceder al máximo puesto policial en la Embajada de España en Rabat, un cargo del que se creía merecedor en aplicación del mismo reconocimiento que se tributó al comisario Ignacio Badenas, que aún sigue instalado en la Embajada de España en La Habana tras la ardua labor de contrapeso que ejerció frente al jefe superior de la etapa más convulsa para el PP en los juzgados, Narciso Ortega. Después de Ortega ascendieron a Concepción de Vega, ahora en Sevilla, y tras ella a un tranquilo Julián Márquez, que dio el relevo a Solano. Ahora ha llegado a la Supercomisaría un nuevo jefe superior, José Moreno, que ha llegado desde Madrid, donde parece que se respira un ambiente de fervor mariano que se extiende por toda la geografía patria gracias –entre otras cosas- a los nombramientos que el Ministerio del Interior ha dejado para el que venga detrás se los coma con papas. Ese sentimiento piadoso, que alcanzó su máximo esplendor con la concesión a la Santísima Virgen de los Dolores de Archidona (donde el cipote) la Cruz de Plata de la Guardia Civil, ha llegado a la Supercomisaría de Las Palmas de Gran Canaria, donde el nuevo jefe superior ya ha comentado –de momento informalmente- la conveniencia de que todos los mandos, con los uniformes reglamentarios de gala, acudan a todos los solemnes actos religiosos a los que sean invitados. Y habrá que empezar por las procesiones de Semana Santa, a la vuelta de la esquina. Lo próximo será el rezo diario en cada comisaria de tres avemarías y un padrenuestro, y soltar un botafumeiro en la sala de espera del DNI.

 

A los nueves meses parió el pacto. Los socialistas de Lanzarote, tras darle muchas vueltas (arriba y abajo, de sur a norte de la isla) han decidido por fin entrar en el gobierno del Cabildo que preside Pedro San Ginés. Han aguantado el tirón y el riesgo de desgaste que podía suponer respetar el pacto de gobierno en cascada que el PSOE regional sostiene a duras penas con Coalición Canaria sin formar parte del grupo de gobierno insular. Sin vencedores ni vencidos, dicen en ambos lados, porque ha habido concesiones para que todo pudiera encaminarse. Cierto es que Pedro San Ginés no se ha bajado de la burra y no ha repuesto en sus funciones de jefe de la Oficina Insular de Planeamiento al técnico de la Corporación Polo Díaz, pero también es cierto que ha abandonado sus pretensiones de vetar los cargos de confianza, mayormente directores insulares, que pudiera proponer el PSOE. Además le añade a las carteras que ya había sobre la mesa la de transportes, que asume el hombre fuerte de los socialistas en el Cabildo, José Juan Cruz Saavedra, ex alcalde de Tías. Nadie reconoce presiones aunque sí un clamor cada vez más poderoso de los militantes de a pie y de gente bienintencionada vinculada al PSOE que venía clamando hace tiempo por un paso adelante que contribuyera a sacar al Cabildo de la situación de bloqueo institucional que estaba sufriendo. Gente que cree que los socialistas pueden desempeñar un buen papel en las áreas que les han otorgado (Obras Públicas, Transportes, Servicios Sociales…) y dar un empujón institucional a la isla. También debe haber influido lo suyo que la Ejecutiva Regional haya pedido con sutileza y buen talante (o similar) a la secretaria general insular, Dolores Corujo, que acabara con la situación de interinidad y completara el cumplimiento del pacto. De modo que ahora solo quede en el alero de Coalición Canaria el amplio catálogo de traiciones y de interinidades que, especialmente en la isla de Tenerife, lo colocan como el partido más incumplidor a este lado del río Pecos.