El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
¿Puede Coalición Canaria desprenderse del PSOE y volver a los brazos del PP?
José Miguel Barragán, secretario general de Coalición Canaria, ha conseguido salvar de momento el pacto de gobierno con el Partido Socialista. Fue necesario que amenazara seriamente con su dimisión la semana pasada para que el Comité Permanente de CC le encomendara este lunes reconducir la situación. Para ello ha sido necesario ponerle un bozal al presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, que lleva diez meses lanzando torpedos al sector socialista del Gobierno regional, y calmar las ansias indisimuladas de Fernando Clavijo, desesperado por sacar sus proyectos legislativos adelante aunque haya que alicatar la isla de La Gomera hasta el techo. Ha bastado una amenaza muy severa de Asamblea Majorera, el partido del que salió el mismísimo Barragán, que tiene en el Parlamento a uno de sus líderes más reconocibles, Mario Cabrera, junto a otros dos diputados dispuestos a plantar cara si a alguno de los dirigentes tinerfeños de la organización se le ocurre amagar con un pacto con el Partido Popular que sustituya al actualmente firmado con los socialistas.
Asamblea Majorera y sus principales baluartes (Mario Cabrera, Marcial Morales…) no son gente que soporte muy bien a la derecha. El primero lideró de manera más que destacada la oposición a las prospecciones petrolíferas que impuso José Manuel Soria en las costas de la isla y de la vecina Lanzarote. El segundo no sería capaz de explicar a los suyos un acuerdo con la inefable Águeda Montelongo, por mucho que haya tenido la tentación más de una vez y por mucho que le parezcan detestables algunos modos de su socio socialista, Blas Acosta.
Porque si se rompiera el pacto entre CC y el PSOE, la siguiente bomba estallaría en el seno de Coalición Canaria por una profunda discrepancia ideológica: ¿Puede el partido de Clavijo, Oramas, Ruano, Dávila y Barragán gobernar con la derecha canaria? Sin duda sí, lo ha hecho históricamente y no se abrió el suelo bajo ellos. ¿Con el añadido de los tres diputados de Casimiro Curbelo? La respuesta vuelve a ser sí, siempre y cuando se acuerden algunas inversiones muy concretas para la isla de La Gomera. Pero, ¿cuáles serían para los presuntos nacionalistas las consecuencias de ese pacto? No muchas, pero muy graves. De entrada, un cisma en la provincia oriental que podría capitanear no solamente Asamblea Majorera, sino también Gran Canaria, la gran derrotada de todos los años de prevalencia pepera alimentada por los propios nacionalistas. Adán Martín y Paulino Rivero dejaron que Soria se apropiara durante casi una década de la isla a todos los efectos, lo que se ha traducido en la práctica a una representación institucional puramente testimonial.
Y para colmo, cuando había una posibilidad de meter un consejero grancanario en el nuevo Ejecutivo de Fernando Clavijo, éste elige a un destacado representante del lobby industrial canario que ni siquiera es militante de la organización. Pedro Ortega, consejero de Economía, Energía e Industria, se ha convertido en uno de los hombres fuertes del Gobierno de Canarias. Acompaña al alcalde-presidente a multitud de encuentros relacionados (o no) con sus competencias, y es el más cualificado de sus enlaces con el mundo empresarial grancanario. Su desempeño ha dado sus frutos: Fernando Clavijo es el presidente más admirado de todos los tiempos por las organizaciones empresariales, desde la Confederación Canaria de Empresarios al ultra liberal Círculo de Empresarios de Gran Canaria, que incluso se permite dictarle lo que tiene que hacer con asuntos como la Ley del Suelo, la moratoria turística o la sanidad privada.
Y lo mejor de todo es que las amables recomendaciones que emite el Círculo de Empresarios surten su efecto inmediato en el entorno del señor alcalde-presidente. Si, pongamos por caso, al PSOE se le ocurre poner en entredicho los aspectos más relevantes del proyecto de Ley del Suelo –verbigracia, la continuidad de la famosa Comisión de Ordenación del Territorio, la Cotmac- el Círculo emite un expeditivo comunicado diciendo que por ahí no van a pasar, que hay que cargarse la Cotmac y cualquier otro órgano que pudiera heredar lo que consideran una dinámica castrante para las benéficas inversiones en Canarias.
Es entonces cuando el entorno político y empresarial del señor alcalde-presidente organiza otra ronda de foros mediáticos en el que Clavijo resulta ampliamente arropado por las fuerzas vivas de la localidad y recibido al grito de “Clavijo es cojonudo, como Clavijo no hay ninguno”.
Si se avecina la fecha para la renovación de los convenios entre el Gobierno de Canarias y las clínicas privadas, los famosos conciertos sanitarios, el lobby empresarial en cuestión pone en marcha una alarmante campaña mediática que coloca al consejero de Sanidad y a sus mariachis al borde de un ataque de nervios. Y no por no haber sido prevenidos con tiempo suficiente, sino porque ni en sus cálculos ni en los del PSOE entraba que a la campaña de descrédito (con el ruido de las listas de espera como cortina de humo) se sumara el mismísimo alcalde-presidente del Gobierno y su consejera de Hacienda, reprochando ambos a su compañero de Consejo de Gobierno su mala gestión de los fondos públicos. Y para que el incauto socio aprenda, cierran el presupuesto en septiembre, de modo que salgan los conciertos sanitarios y de lo demás ya hablaremos el año que viene.
¿Se preocupa el lobby grancanario por la implantación del gas en la isla? Nada, organizan un foro en Tenerife en el que se concluya que Gran Canaria se va a quedar a atrás en la penetración de ese combustible fósil respecto a Tenerife, y ya la tenemos armada.
Fue un show bastante feo, a la par que godo, el que montaron la compañía Disa (la de los Carceller, condenados por un inmenso fraude fiscal) y la Asociación para el Progreso de la Dirección hace una semana y pico en Tenerife. Invitaron a ese ser inigualable que preside Puertos del Estado, José Llorca, para decir el mayor disparate del semestre: que la isla de Gran Canaria va a quedarse rezagada si no introduce el gas en sus puertos. ¿En sus puertos? ¿Se refería este señor tan godo al suministro de buques que empiezan a adaptar sus motores a ese combustible? Porque en realidad eso sí se está introduciendo en los puertos de Las Palmas, entre otras cosas en aplicación de directivas comunitarias. Pero, ¿qué quería transmitir en realidad el señor Llorca, ese godo? Muy sencillo: mezclando churras con merinas pretendía hacer creer a la opinión pública que no se podía perder el tren del gas, el otro gas, el de la regasificadora en Arinaga para dar calorcito al patrocinador de su conferencia, Disa, y a inversores tan sandungueros como el presidente de la Asociación para el Progreso de la Dirección, Juan Miguel Sanjuan, que también lo invitaba al acto.
Porque una cosa es el gas licuado que se sirve a los buques en los puertos, operación que no requiere en absoluto de una regasificadora que convierta ese combustible en gas, y otra es el suministro industrial y doméstico que se pretende introducir en las islas mediante una millonaria inversión que ponga más ricos a unos cuantos en lo que volvemos a meter en el cajón el impulso a las renovables. Justo, justito, como hizo Soria con sus decretos y sus impuestos al sol.
Detrás de todas estas operaciones aparece siempre la misma persona, uno de los asesores más influyentes en el entorno del alcalde-presidente Clavijo: el presidente de la CEOE en Tenerife, José Carlos Francisco, presidente de honor de la Asociación para el Progreso de la Dirección, y propietario de Corporación 5, la empresa que últimamente patrocina algunos de los foros periodísticos a los que acude Clavijo a defender todos estos asuntos del lobby empresarial canario. En este medio ambiente, el PSOE, como comprenderán, es un convidado de piedra. Sobra. A ver si se va solo, rezan en CC.
José Miguel Barragán, secretario general de Coalición Canaria, ha conseguido salvar de momento el pacto de gobierno con el Partido Socialista. Fue necesario que amenazara seriamente con su dimisión la semana pasada para que el Comité Permanente de CC le encomendara este lunes reconducir la situación. Para ello ha sido necesario ponerle un bozal al presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, que lleva diez meses lanzando torpedos al sector socialista del Gobierno regional, y calmar las ansias indisimuladas de Fernando Clavijo, desesperado por sacar sus proyectos legislativos adelante aunque haya que alicatar la isla de La Gomera hasta el techo. Ha bastado una amenaza muy severa de Asamblea Majorera, el partido del que salió el mismísimo Barragán, que tiene en el Parlamento a uno de sus líderes más reconocibles, Mario Cabrera, junto a otros dos diputados dispuestos a plantar cara si a alguno de los dirigentes tinerfeños de la organización se le ocurre amagar con un pacto con el Partido Popular que sustituya al actualmente firmado con los socialistas.
Asamblea Majorera y sus principales baluartes (Mario Cabrera, Marcial Morales…) no son gente que soporte muy bien a la derecha. El primero lideró de manera más que destacada la oposición a las prospecciones petrolíferas que impuso José Manuel Soria en las costas de la isla y de la vecina Lanzarote. El segundo no sería capaz de explicar a los suyos un acuerdo con la inefable Águeda Montelongo, por mucho que haya tenido la tentación más de una vez y por mucho que le parezcan detestables algunos modos de su socio socialista, Blas Acosta.