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Quitarle la plaza a Roldós

Es evidente, sin embargo, que la supervivencia política de sujetos como Juan Domínguez tiene mucho que ver con el oxígeno que se le de. En el caso que nos ocupa nos encontramos con una mayoría minoritaria del PP en el Cabildo de Gran Canaria que aceptó su voto tránsfuga desde el primer minuto, y con un presidente, José Miguel Bravo de Laguna, que consciente de la poca fiabilidad del individuo en cuestión, amplió la nómina de tránsfugas añadiendo al mentado Hernández Lobo, que ahora se atorra a la espera de acontecimientos. Sin el concurso del PP no habría tránsfugas en esta institución, eso parece claro, pero no solo hay que culpar a Bravo de Laguna porque su jefe, José Manuel Soria, fue capaz de aceptar un revolcón con el CCN de Nacho González a cambio de un puñado de votos, mayormente en Tenerife, que se convirtieron en un chantaje en Gran Canaria. Recuerden: no solo el PP de Bravo ha tenido que tragarse el estilo chusco de Domínguez en todos los sentidos, sino que Soria tuvo que apartar a Mercedes Roldós de la plaza de senadora que le tenía prometida para dársela a Meluca Suárez, la esposa del tránsfuga defenestrado. Apunten por ahí cuál va a ser el penúltimo capítulo de este hediondo sainete: la agrupación electoral que constituya Juan Domínguez, Arcadio Domínguez y Meluca Suárez tratando de integrarse en el PP, y los Bravo diciéndoles que sí, que por aquí se va a La Habana.

Es evidente, sin embargo, que la supervivencia política de sujetos como Juan Domínguez tiene mucho que ver con el oxígeno que se le de. En el caso que nos ocupa nos encontramos con una mayoría minoritaria del PP en el Cabildo de Gran Canaria que aceptó su voto tránsfuga desde el primer minuto, y con un presidente, José Miguel Bravo de Laguna, que consciente de la poca fiabilidad del individuo en cuestión, amplió la nómina de tránsfugas añadiendo al mentado Hernández Lobo, que ahora se atorra a la espera de acontecimientos. Sin el concurso del PP no habría tránsfugas en esta institución, eso parece claro, pero no solo hay que culpar a Bravo de Laguna porque su jefe, José Manuel Soria, fue capaz de aceptar un revolcón con el CCN de Nacho González a cambio de un puñado de votos, mayormente en Tenerife, que se convirtieron en un chantaje en Gran Canaria. Recuerden: no solo el PP de Bravo ha tenido que tragarse el estilo chusco de Domínguez en todos los sentidos, sino que Soria tuvo que apartar a Mercedes Roldós de la plaza de senadora que le tenía prometida para dársela a Meluca Suárez, la esposa del tránsfuga defenestrado. Apunten por ahí cuál va a ser el penúltimo capítulo de este hediondo sainete: la agrupación electoral que constituya Juan Domínguez, Arcadio Domínguez y Meluca Suárez tratando de integrarse en el PP, y los Bravo diciéndoles que sí, que por aquí se va a La Habana.