El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Pero, ¿y las responsabilidades políticas?
Ante esa nueva postura del PP en la trama eólica, nada que reprochar: están ejerciendo un derecho y allá ellos con el alcance de sus decisiones. Nosotros estamos aquí para desmenuzar el asunto desde el punto de vista político, porque no tiene mucho recibo que los mismos que pusieron al director general de Industria, los mismos que le respaldaron hasta el último día, los mismos que defendieron su gestión y su capacidad de trabajo, salgan ahora con una postura tan estrambótica. Porque Larry Álvarez, mano derecha de José Manuel Soria, reconocía este domingo en La Provincia que fue él quien recomendó el nombramiento de Celso Perdomo. Y fue Luis Soria quien lo aceptó y lo propuso al presidente en el Consejo de Gobierno, con la bendición de su hermano, como siempre ha sido menester en el PP isleño. No se trata en este caso de un cargo político de un pueblo perdido en la estepa, sin control y moviéndose a su libre albedrío, sino de un alto cargo con todas las bendiciones de los que ahora quieren transmitir que van a por él. No creemos que Génova se esté tragando de muy buen grado esta historia.
Ante esa nueva postura del PP en la trama eólica, nada que reprochar: están ejerciendo un derecho y allá ellos con el alcance de sus decisiones. Nosotros estamos aquí para desmenuzar el asunto desde el punto de vista político, porque no tiene mucho recibo que los mismos que pusieron al director general de Industria, los mismos que le respaldaron hasta el último día, los mismos que defendieron su gestión y su capacidad de trabajo, salgan ahora con una postura tan estrambótica. Porque Larry Álvarez, mano derecha de José Manuel Soria, reconocía este domingo en La Provincia que fue él quien recomendó el nombramiento de Celso Perdomo. Y fue Luis Soria quien lo aceptó y lo propuso al presidente en el Consejo de Gobierno, con la bendición de su hermano, como siempre ha sido menester en el PP isleño. No se trata en este caso de un cargo político de un pueblo perdido en la estepa, sin control y moviéndose a su libre albedrío, sino de un alto cargo con todas las bendiciones de los que ahora quieren transmitir que van a por él. No creemos que Génova se esté tragando de muy buen grado esta historia.