Román, desactivado

Pero no sólo en la sala Sinfónica estaba el bollo. Ya a la entrada del auditorio había cosas interesantes, como la espontaneidad de Román Rodríguez con los periodistas, a los que comentó sin embargo que las declaraciones sobre la actualidad política correspondían a “los políticos en activo”, lo que no significa que él se haya jubilado. Como tampoco lo ha hecho José Macías, que una vez más saludó uno por uno a todos los plumillas allí congregados, con la consiguiente perplejidad de una colega recientemente llegada de Madrid que preguntaba por las coordenadas de personaje tan carismático. Pero para carisma, el de José María Cuevas, jefe de la CEOE, que hizo un brillante discurso amenizado por la interferencia producida por un móvil -probablemente el suyo- que se activó y se coló por la megafonía de manera bastante incómoda. Situación en la que quedó al final un alto cargo de El Corte Inglés, que escuchó los lamentos de José Fernando Rodríguez de Azero, presidente de la CEOE de Tenerife, por tener que acudir “a un acto de la competencia”, y encima en un auditorio de menos calado. Y el interlocutor aguantando el tipo.

Pero no sólo en la sala Sinfónica estaba el bollo. Ya a la entrada del auditorio había cosas interesantes, como la espontaneidad de Román Rodríguez con los periodistas, a los que comentó sin embargo que las declaraciones sobre la actualidad política correspondían a “los políticos en activo”, lo que no significa que él se haya jubilado. Como tampoco lo ha hecho José Macías, que una vez más saludó uno por uno a todos los plumillas allí congregados, con la consiguiente perplejidad de una colega recientemente llegada de Madrid que preguntaba por las coordenadas de personaje tan carismático. Pero para carisma, el de José María Cuevas, jefe de la CEOE, que hizo un brillante discurso amenizado por la interferencia producida por un móvil -probablemente el suyo- que se activó y se coló por la megafonía de manera bastante incómoda. Situación en la que quedó al final un alto cargo de El Corte Inglés, que escuchó los lamentos de José Fernando Rodríguez de Azero, presidente de la CEOE de Tenerife, por tener que acudir “a un acto de la competencia”, y encima en un auditorio de menos calado. Y el interlocutor aguantando el tipo.