Sábado, agosto y 'puente'

Un sábado, en pleno mes de agosto y al inicio de un puente. El que quiera darle rienda suelta al mosqueo, que se lo dé, que tiene todos los motivos del mundo. Porque este pasado sábado, en pleno y caluroso agosto, iniciando un puente que dejó media ciudad vacía y a la otra durmiendo a la sombra, se inició el derribo del edificio que en su día albergara la logia masónica Acacia número cuatro, un inmueble obra del arquitecto Martín Fernández de la Torre, ideado precisamente para ser templo masónico. Era el último vestigio histórico que quedaba en pie de la masonería, que, como en toda España, sufrió los rigores del franquismo y de la persecución contra las libertades que encabezaron unos cuantos después de la guerra civil.

Un sábado, en pleno mes de agosto y al inicio de un puente. El que quiera darle rienda suelta al mosqueo, que se lo dé, que tiene todos los motivos del mundo. Porque este pasado sábado, en pleno y caluroso agosto, iniciando un puente que dejó media ciudad vacía y a la otra durmiendo a la sombra, se inició el derribo del edificio que en su día albergara la logia masónica Acacia número cuatro, un inmueble obra del arquitecto Martín Fernández de la Torre, ideado precisamente para ser templo masónico. Era el último vestigio histórico que quedaba en pie de la masonería, que, como en toda España, sufrió los rigores del franquismo y de la persecución contra las libertades que encabezaron unos cuantos después de la guerra civil.