El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Se salta un control policial
Como no hay dos sin tres y porque parece que a Luis Miguel Rodríguez le ha mirado un tuerto, resulta que el fin de semana pasado fue protagonista de otro pintoresco episodio: se saltó un control policial. Y he ahí a las unidades de la policía local -de la que es responsable, como concejal de Recursos humanos- y del Cuerpo Nacional de Policía en plena persecución por esas calles y avenidas portuenses hasta que le rodearon. Le trasladaron a un cuartel de la Guardia Civil donde, practicada por la prueba de alcoholemia, escapó según parece por los pelos: 0,23 miligramos frente al límite legal de los 0,25. Pero dio igual; practicaron diligencias y el suceso apareció en El País y hasta en los informativos de la cadena Ser. En el Puerto de la Cruz no se hablaba ayer de otra cosa pero hasta entrada la noche del domingo, Luis Miguel Rodríguez no había dimitido. Y muchos dudan que lo haga. El caso es que hay un pleno convocado para este lunes, y aunque el asunto no está, obviamente, en el orden del día, se espera que algo suceda. Como aquella solución de Fernando Clavijo, alcalde de La laguna, que aguardó al juicio rápido para cambiar de área y competencias a una concejala sorprendida por la policía local en parecidas circunstancias que Rodríguez. O sea, que sobre ese pedazo de alcalde que es Marcos Brito recae, de nuevo, la suerte de un concejal al que ha protegido y mantenido por sus propios intereses. Como CC y PP gobiernan en el Puerto de la Cruz, aunque no tengan un documento escrito que lo acredite, los ciudadanos, bastante hartos del cambalache en que han convertido su ayuntamiento, se esperan cualquier cosa. Que Rodríguez siga siendo concejal, por ejemplo. Porque Brito, claro, tan exigente en otros tiempos con los socialistas, siga mirando a la punta del muelle desde los ventanales de su despacho.
Como no hay dos sin tres y porque parece que a Luis Miguel Rodríguez le ha mirado un tuerto, resulta que el fin de semana pasado fue protagonista de otro pintoresco episodio: se saltó un control policial. Y he ahí a las unidades de la policía local -de la que es responsable, como concejal de Recursos humanos- y del Cuerpo Nacional de Policía en plena persecución por esas calles y avenidas portuenses hasta que le rodearon. Le trasladaron a un cuartel de la Guardia Civil donde, practicada por la prueba de alcoholemia, escapó según parece por los pelos: 0,23 miligramos frente al límite legal de los 0,25. Pero dio igual; practicaron diligencias y el suceso apareció en El País y hasta en los informativos de la cadena Ser. En el Puerto de la Cruz no se hablaba ayer de otra cosa pero hasta entrada la noche del domingo, Luis Miguel Rodríguez no había dimitido. Y muchos dudan que lo haga. El caso es que hay un pleno convocado para este lunes, y aunque el asunto no está, obviamente, en el orden del día, se espera que algo suceda. Como aquella solución de Fernando Clavijo, alcalde de La laguna, que aguardó al juicio rápido para cambiar de área y competencias a una concejala sorprendida por la policía local en parecidas circunstancias que Rodríguez. O sea, que sobre ese pedazo de alcalde que es Marcos Brito recae, de nuevo, la suerte de un concejal al que ha protegido y mantenido por sus propios intereses. Como CC y PP gobiernan en el Puerto de la Cruz, aunque no tengan un documento escrito que lo acredite, los ciudadanos, bastante hartos del cambalache en que han convertido su ayuntamiento, se esperan cualquier cosa. Que Rodríguez siga siendo concejal, por ejemplo. Porque Brito, claro, tan exigente en otros tiempos con los socialistas, siga mirando a la punta del muelle desde los ventanales de su despacho.