El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Segunda oportunidad para el PP
La hora es muy torera, las cinco de la tarde. Y en un sitio muy singular, el palacio de La Moncloa. Mariano Rajoy acaba de llegar de una jornada maratoniana en Alemania con Angela Merkel, que le habrá terminado de convencer acerca de la necesidad de que España abandone su posición cicatera e inhumana con los refugiados que llegan en gran número a Europa, y en plena polémica por la reforma exprés que el Partido Popular quiere hacer del Tribunal Constitucional para convertirlo en la versión moderna del tribunal franquista de Orden Público. A las cinco de la tarde de este miércoles, en La Moncloa, un lagunero todavía con modales de alcalde visitará a Mariano Rajoy para pedirle un giro en el trato que el Gobierno de la nación dispensa a las Islas Canarias. Fernando Clavijo lleva una agenda de asuntos tan corta como intensa, centrada exclusivamente en cuestiones económicas: más inversión, recuperación de los planes de empleo, nuevo modelo de financiación y fijación de la reforma económica del nuevo Régimen Económico y Fiscal canario. Pero, sobre todo, Clavijo pedirá al presidente del Gobierno reciprocidad en el cambio de actitud que él mismo ha potenciado desde que su partido decidió hacerlo candidato, hace ahora un año. Es la segunda oportunidad que tiene el Partido Popular para demostrar a todos los canarios (con su presidente al frente) que los buenos deseos mostrados al inicio de la actual legislatura autonómica no son –como muchos nos tememos- un brindis al sol (y ahí tienen ya a Montoro demostrándolo en todo su esplendor). Y lleva retranca la cosa, porque a pesar del fácilmente atribuible buen rollito que ha reinado estos primeros meses entre Coalición y el PP, entre Clavijo y Soria, los primeros avisos a navegantes tienen mucha socarronería: tú vuelve a hacerme un feo para que veas que pronto te volvemos a echar encima a toda la sociedad canaria. Porque esta segunda oportunidad de hacer las paces (de verdad) con Canarias se le presenta al Gobierno del PP a tres meses y pico de unas elecciones generales a las que habrá de concurrir con algo más que anuncios de una exigua recuperación económica que no llega a la calle. Soria no tiene credibilidad alguna en Canarias después de un comportamiento históricamente marrullero, y solamente Rajoy, a través de los Presupuestos del Estado, puede dar un vuelco a esa percepción tan generalizada. Clavijo no volverá en ningún caso con las manos vacías. Porque si consigue algo de su reunión en Madrid podrá presentarse aquí como el precursor de un cambio de ciclo, y si no consigue nada, se traerá la cabeza de Soria en bandeja de plata.
Nada de derechos
Desgraciadamente, la agenda que Fernando Clavijo lleva a La Moncloa se limita a asuntos puramente económicos. No es que sea baladí reconducir el histórico desprecio presupuestario del Estado hacia Canarias en materia de empleo, de inversiones en carreteras, en costas, en obras hidráulicas o en infraestructuras turísticas. O que no se deba reclamar un cambio en el modelo de financiación que premie a las autonomías, como la canaria, que ha cumplido a rajatabla con los objetivos del déficit. Pero es que no solo de inversiones y transferencias de capital vive un pueblo. Hay otras reclamaciones que siempre quedan postergadas tras el cristal opaco de los dineros y la crisis económica, esas reclamaciones que Soria desprecia siempre alegando aquello de que “nadie me para por la calle para pedírmelo”. La reforma del Estatuto de Autonomía de Canarias, de la que ha de colgar la reivindicación de una reforma del sistema electoral, no está en la agenda política ni se la espera de momento. En estos tiempos en los que la ciudadanía ha regresado a la política por pura necesidad de supervivencia, ese clamor por un sistema electoral más ecuánime ha crecido en intensidad, y colectivos como Demócratas por el Cambio, canalizadores históricos de esa reclamación, hacen oír su voz con más fuerza. Ante la traición que para muchos ha supuesto el incumplimiento inmediato de las promesas electorales en esta materia, ese colectivo ha organizado para el próximo día 12 en Las Palmas de Gran Canaria una interesante jornada técnica que vendrá muy bien para acercar a toda la gente interesada los pormenores de la reforma que se propone en el sistema electoral. Destacados expertos constitucionalistas como Juan Fernando López Aguilar, José Ramón Montero y Juan Hernández, bajo la coordinación del profesor de esa rama Gerardo Pérez Sánchez, protagonizarán este foro cívico financiado por el Grupo Liberal Demócrata del Parlamento Europeo a través de la parlamentaria de UPyD Maite Pagazaurtundúa. Participarán ex presidentes como Jerónimo Saavedra y Lorenzo Olarte, y tres periodistas harán de conductores para animar un debate entre ponentes y público. Está previsto que clausure la jornada la vicepresidenta segunda del Parlamento, Cristina Tavío, que ha prometido no hablar de los sebadales. Hay que inscribirse porque, aunque la entrada es gratuita, el aforo es limitado.
Orden de silencio en el PSOE
Clavijo viaja a Madrid el mismo día en que está prevista una reunión de la mesa del seguimiento del pacto entre su partido y el PSOE. Pacto que está viviendo dos momentos muy contradictorios: por un lado, siempre según las declaraciones de Fernando Clavijo a la Cope, existen tensiones dentro del PSOE que “no están influyendo” en las tareas de Gobierno; y por otro lado, las tensiones en el PSOE, que no resuelve los conflictos de La Laguna y del Cabildo de Lanzarote, paralizan el nombramiento de los altos cargos pendientes de formar parte de la nueva estructura del Gobierno que, volviendo al punto primero, no se está viendo afectado por ningún estímulo exógeno. ¿Ustedes entienden algo? Vamos a explicarlo de nuevo: Coalición Canaria presiona a Fernando Clavijo para que mantenga tensionado el pacto dentro del Gobierno a la espera de que el PSOE presione a sus cargos en Lanzarote y en La Laguna para que fructifiquen, al gusto de los dirigentes locales de CC, los acuerdos en el Cabildo y en el Ayuntamiento. Clavijo se lo ha explicado a Patricia Hernández cariñosamente, y Patricia Hernández ha aceptado la presión y ha transigido: no ha llevado al consejo de gobierno nombramientos como el del viceconsejero de Justicia, Manuel Fajardo, dirigente del PSOE conejero, partido que se niega a entrar a gobernar en el Cabildo de Lanzarote junto a Pedro San Ginés, de CC, por haber despedido de la oficina insular de planeamiento a un funcionario clave en el rigor de la disciplina en el territorio, competencia esta que iba a ser atribuida en el nuevo pacto a los socialistas. En La Laguna, Javier Abreu se niega a firmar el pacto con el alcalde nacionalista José Alberto Díaz porque no acepta las áreas de gobierno (en las que de facto gobierna) por haberles sido impuestas por el socio sin la menor negociación. Son dos tensiones externas que tienen paralizada la configuración final del Gobierno e indignados por distintos motivos a los dos partidos que lo sostienen. Los socialistas porque sostienen –y así lo reiterarán este miércoles- que de incumplimientos del pacto en las corporaciones locales nada puede reprocharle Coalición Canaria. Y los nacionalistas porque se consideran los reyes del mambo y amagan constantemente con la ruptura de la coalición con el PSOE mediante una acrobacia que algunos socialistas incluso se están creyendo. Las astracanadas de Clavijo, Ruano y otros han sido respondidas con un silencio clamoroso desde las filas socialistas por órdenes expresas de la Ejecutiva Regional, que se reunirá este viernes para decidir cómo responder a su incómodo socio de esta legislatura.
Coalición, en solitario a las Generales
A más de tres meses de la próxima convocatoria electoral, ya conocemos el nombre del primer candidato. Mejor dicho, candidata: Ana Oramas será la número uno de Coalición Canaria al Congreso de los Diputados por Santa Cruz de Tenerife, una elección pendiente de ser refrendada por los órganos internos del partido, pero que ya pueden todos ustedes darla por buena. El madrugón puede responder a claves internas y externas. Las primeras, para que no quepan dudas, si alguien las albergaba: Ani Oramas goza de gran predicamento dentro del staff directivo de Coalición Canaria y su labor en la Carrera de San Jerónimo se le reconoce por adelantado. Es una histórica del partido a la que todavía no le ha llegado la hora de la renovación. El recado externo es a Nueva Canarias, sabedores como son en CC de que esta vez no va a haber alianza electoral con la muchachada de Román Rodríguez. Los nacionalistas de Oramas tendrán que verse las caras con las urnas con unas posibilidades electorales francamente mermadas, especialmente en la provincia de Las Palmas, donde sus opciones son iguales a cero. En Santa Cruz la cosa pinta mucho mejor, pero es evidente que los dos diputados que ahora forman esa voz canaria, autónoma y nacionalista en Madrid se verá seriamente mermada a partir de diciembre. Queda por concretar qué hará Nueva Canarias tras los brindis lanzados estas últimas semanas por algunos dirigentes del PSOE que ven en esa formación un aliado interesante para obtener mejores resultados en las generales frente a opciones en auge como Podemos. Y precisamente en la provincia de Las Palmas, feudo natural del Partido Popular de Soria que, por primera vez, podría ver seriamente amenazada su primera plaza. De momento sólo hay conjeturas. En un futuro no muy lejano podremos contarles más cositas.
La hora es muy torera, las cinco de la tarde. Y en un sitio muy singular, el palacio de La Moncloa. Mariano Rajoy acaba de llegar de una jornada maratoniana en Alemania con Angela Merkel, que le habrá terminado de convencer acerca de la necesidad de que España abandone su posición cicatera e inhumana con los refugiados que llegan en gran número a Europa, y en plena polémica por la reforma exprés que el Partido Popular quiere hacer del Tribunal Constitucional para convertirlo en la versión moderna del tribunal franquista de Orden Público. A las cinco de la tarde de este miércoles, en La Moncloa, un lagunero todavía con modales de alcalde visitará a Mariano Rajoy para pedirle un giro en el trato que el Gobierno de la nación dispensa a las Islas Canarias. Fernando Clavijo lleva una agenda de asuntos tan corta como intensa, centrada exclusivamente en cuestiones económicas: más inversión, recuperación de los planes de empleo, nuevo modelo de financiación y fijación de la reforma económica del nuevo Régimen Económico y Fiscal canario. Pero, sobre todo, Clavijo pedirá al presidente del Gobierno reciprocidad en el cambio de actitud que él mismo ha potenciado desde que su partido decidió hacerlo candidato, hace ahora un año. Es la segunda oportunidad que tiene el Partido Popular para demostrar a todos los canarios (con su presidente al frente) que los buenos deseos mostrados al inicio de la actual legislatura autonómica no son –como muchos nos tememos- un brindis al sol (y ahí tienen ya a Montoro demostrándolo en todo su esplendor). Y lleva retranca la cosa, porque a pesar del fácilmente atribuible buen rollito que ha reinado estos primeros meses entre Coalición y el PP, entre Clavijo y Soria, los primeros avisos a navegantes tienen mucha socarronería: tú vuelve a hacerme un feo para que veas que pronto te volvemos a echar encima a toda la sociedad canaria. Porque esta segunda oportunidad de hacer las paces (de verdad) con Canarias se le presenta al Gobierno del PP a tres meses y pico de unas elecciones generales a las que habrá de concurrir con algo más que anuncios de una exigua recuperación económica que no llega a la calle. Soria no tiene credibilidad alguna en Canarias después de un comportamiento históricamente marrullero, y solamente Rajoy, a través de los Presupuestos del Estado, puede dar un vuelco a esa percepción tan generalizada. Clavijo no volverá en ningún caso con las manos vacías. Porque si consigue algo de su reunión en Madrid podrá presentarse aquí como el precursor de un cambio de ciclo, y si no consigue nada, se traerá la cabeza de Soria en bandeja de plata.