El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Segundo cadáver en 25 meses
10 de mayo de 2010. José Luis Rodríguez Zapatero comparece ante el Congreso de los Diputados para dar a conocer a los representantes de los ciudadanos un paquete de medidas que asestaban un duro golpe a su propia ideología, a su programa de gobierno, a cuantas acciones había acometido hasta ese día y al estado del bienestar. Zapatero, que había recibido un durísimo ultimátum por parte de los socios europeos, firmaba su sentencia de muerte política sabedor de que nadie lo iba a entender. 10 de junio de 2012. Han pasado dos años y un mes desde aquella inmolación de Rodríguez Zapatero, incomprensible entonces y absolutamente empequeñecida ahora por la imparable sucesión de acontecimientos que hemos vivido en España y en el resto de Europa. Mariano Rajoy, que en mayo de 2010 negó cualquier tipo de apoyo al presidente del Gobierno que no pasara por adelantar las elecciones generales, ha seguido la senda de su antecesor: desde el primer día aplicó las medidas que el socialista se negó a aplicar y llevó hasta la exacerbación las exigencias ultraliberales que tratan de imponernos los poderes ocultos del capital: reforma laboral, drástico recorte de derechos y libertades, recorte del déficit público, intervención de las autonomías, reforma financiera uno, reforma financiera dos y reforma financiera tres. Todo el dinero que necesite la banca, que para eso es “el sistema circulatorio” de nuestro modelo capitalista, en feliz y oportunísima definición ofrecida por nuestro actual presidente.
10 de mayo de 2010. José Luis Rodríguez Zapatero comparece ante el Congreso de los Diputados para dar a conocer a los representantes de los ciudadanos un paquete de medidas que asestaban un duro golpe a su propia ideología, a su programa de gobierno, a cuantas acciones había acometido hasta ese día y al estado del bienestar. Zapatero, que había recibido un durísimo ultimátum por parte de los socios europeos, firmaba su sentencia de muerte política sabedor de que nadie lo iba a entender. 10 de junio de 2012. Han pasado dos años y un mes desde aquella inmolación de Rodríguez Zapatero, incomprensible entonces y absolutamente empequeñecida ahora por la imparable sucesión de acontecimientos que hemos vivido en España y en el resto de Europa. Mariano Rajoy, que en mayo de 2010 negó cualquier tipo de apoyo al presidente del Gobierno que no pasara por adelantar las elecciones generales, ha seguido la senda de su antecesor: desde el primer día aplicó las medidas que el socialista se negó a aplicar y llevó hasta la exacerbación las exigencias ultraliberales que tratan de imponernos los poderes ocultos del capital: reforma laboral, drástico recorte de derechos y libertades, recorte del déficit público, intervención de las autonomías, reforma financiera uno, reforma financiera dos y reforma financiera tres. Todo el dinero que necesite la banca, que para eso es “el sistema circulatorio” de nuestro modelo capitalista, en feliz y oportunísima definición ofrecida por nuestro actual presidente.