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Senador por intereses personales

La elección de Miguel Zerolo como senador no respondió al voto directo de los ciudadanos sino a la designación que por acuerdos políticos hizo el Parlamento de Canarias el pasado mes de julio, al quedar descabalgado del cargo de alcalde por la decisión de su partido, Coalición Canaria, de no presentarlo a las elecciones municipales de mayo. Zerolo había pedido a los suyos que su salida no resultara humillante y que, para más escarnio a las arcas públicas, pudiera seguir viviendo de la sopa boba cuatro añitos más. Madrid resultaba un buen destino porque le permitiría alejarse, junto a su familia, de la polémica y de lo que finalmente se le ha venido encima: la constatación de que se ha enriquecido en la política más de lo generalmente aceptable y por unos métodos muy poco ortodoxos. Su trayectoria parlamentaria en la Cámara regional, de la que es diputado desde 2007 también para poder ser aforado y huir de los tribunales ordinarios de Justicia, es nula. No se le conoce ninguna actividad, lo que nos lleva a presagiar que en la Cámara Alta española será exactamente lo mismo: acudirá a firmar para cobrar las dietas y luego a vivir, que hay mucha fortuna que administrar y mucha lotería que adquirir. Por todo ello, parece más que razonable reclamar al senador Miguel Zerolo que por la buena imagen de la política y de su partido, tanga un gesto de honradez (uno solo) y rechace acreditarse como senador. Y si no lo hace, que su partido tenga un gesto de limpieza democrática y se lo exija. Ya hay ciudadanos reclamándolo en las redes sociales.

La elección de Miguel Zerolo como senador no respondió al voto directo de los ciudadanos sino a la designación que por acuerdos políticos hizo el Parlamento de Canarias el pasado mes de julio, al quedar descabalgado del cargo de alcalde por la decisión de su partido, Coalición Canaria, de no presentarlo a las elecciones municipales de mayo. Zerolo había pedido a los suyos que su salida no resultara humillante y que, para más escarnio a las arcas públicas, pudiera seguir viviendo de la sopa boba cuatro añitos más. Madrid resultaba un buen destino porque le permitiría alejarse, junto a su familia, de la polémica y de lo que finalmente se le ha venido encima: la constatación de que se ha enriquecido en la política más de lo generalmente aceptable y por unos métodos muy poco ortodoxos. Su trayectoria parlamentaria en la Cámara regional, de la que es diputado desde 2007 también para poder ser aforado y huir de los tribunales ordinarios de Justicia, es nula. No se le conoce ninguna actividad, lo que nos lleva a presagiar que en la Cámara Alta española será exactamente lo mismo: acudirá a firmar para cobrar las dietas y luego a vivir, que hay mucha fortuna que administrar y mucha lotería que adquirir. Por todo ello, parece más que razonable reclamar al senador Miguel Zerolo que por la buena imagen de la política y de su partido, tanga un gesto de honradez (uno solo) y rechace acreditarse como senador. Y si no lo hace, que su partido tenga un gesto de limpieza democrática y se lo exija. Ya hay ciudadanos reclamándolo en las redes sociales.