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Opinión - Un tercio de los españoles no entienden lo que leen. Por Rosa María Artal

Una sentencia irrecurrible

Pero si lo de Rajoy puede ser achacado a esa pasión ciega del padre y a la necesidad de ir superando los peores episodios de corrupción jamás protagonizados antes por su partido, el descaro de algunas de las cosas que dijo Soria en el Ritz superan el mínimo admisible. Porque proclamar su respeto por la Justicia después de haber puesto en entredicho todas las investigaciones que le afectaban a él y a su partido en Canarias es una falta de respeto a la inteligencia colectiva y a las hemerotecas. Pero Soria rebasó todos los registros de jeta cuando, en un gesto que quiso revestir de no se sabe qué, anunció que no va a recurrir la reciente sentencia de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife que le condenó a las costas judiciales. Esa sentencia es firme, luego no es recurrible, por mucho que él quisiera hacerlo. Porque la anterior sentencia que también le achacó haber actuado por temeridad y mala fe y le condenó a las costas, la del caso chalet, la tiene ahora mismo recurrida ante la Audiencia Provincial de Las Palmas precisamente en lo que se refiere a ese aspecto. Luego, no se puede acatar con una mano y recurrir por la otra.

Pero si lo de Rajoy puede ser achacado a esa pasión ciega del padre y a la necesidad de ir superando los peores episodios de corrupción jamás protagonizados antes por su partido, el descaro de algunas de las cosas que dijo Soria en el Ritz superan el mínimo admisible. Porque proclamar su respeto por la Justicia después de haber puesto en entredicho todas las investigaciones que le afectaban a él y a su partido en Canarias es una falta de respeto a la inteligencia colectiva y a las hemerotecas. Pero Soria rebasó todos los registros de jeta cuando, en un gesto que quiso revestir de no se sabe qué, anunció que no va a recurrir la reciente sentencia de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife que le condenó a las costas judiciales. Esa sentencia es firme, luego no es recurrible, por mucho que él quisiera hacerlo. Porque la anterior sentencia que también le achacó haber actuado por temeridad y mala fe y le condenó a las costas, la del caso chalet, la tiene ahora mismo recurrida ante la Audiencia Provincial de Las Palmas precisamente en lo que se refiere a ese aspecto. Luego, no se puede acatar con una mano y recurrir por la otra.