El sindicato del sistema

Para que no haya duda alguna de que el amigo informático es un escrupuloso guardián de la verdad, que su quintacolumnismo es de él solito y no ordenado desde la quinta planta (de ahí el nombre del boletín), escribe al final de su correo el eslogan del día: “CSICA, la información objetiva”. Y olé. La segunda circular que nos dedica es menos jugosa, habla de la UD y de la responsabilidad que nosotros achacamos a La Caja en la crisis de la SAD, y que no es otra que su frialdad y desdén hacia la entidad amarilla, a la que le ha hecho, que sepamos, al menos una pirula. Para terminar con su “información objetiva”, el vengador informático amenaza con publicar no sabemos muy bien qué cosa de un “forro” de Internet. Glups. El sindicato en cuestión, nacido y ensolerado al calor de una antigua dirección general de la entidad, allá por los años 80, es producto de la necesidad de entonces de disponer de un sindicato amarillo con el que firmar el convenio colectivo. Acabada la necesidad, hibernó el sindicato, hasta que ahora lo repescan para volver a hacer un trabajito sucio. Y constructivo, claro.

Para que no haya duda alguna de que el amigo informático es un escrupuloso guardián de la verdad, que su quintacolumnismo es de él solito y no ordenado desde la quinta planta (de ahí el nombre del boletín), escribe al final de su correo el eslogan del día: “CSICA, la información objetiva”. Y olé. La segunda circular que nos dedica es menos jugosa, habla de la UD y de la responsabilidad que nosotros achacamos a La Caja en la crisis de la SAD, y que no es otra que su frialdad y desdén hacia la entidad amarilla, a la que le ha hecho, que sepamos, al menos una pirula. Para terminar con su “información objetiva”, el vengador informático amenaza con publicar no sabemos muy bien qué cosa de un “forro” de Internet. Glups. El sindicato en cuestión, nacido y ensolerado al calor de una antigua dirección general de la entidad, allá por los años 80, es producto de la necesidad de entonces de disponer de un sindicato amarillo con el que firmar el convenio colectivo. Acabada la necesidad, hibernó el sindicato, hasta que ahora lo repescan para volver a hacer un trabajito sucio. Y constructivo, claro.