Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
Gobierno y PP reducen a un acuerdo mínimo en vivienda la Conferencia de Presidentes
Incertidumbre en los Altos del Golán mientras las tropas israelíes se adentran en Siria
Opinión - ¡Con los jueces hemos topado! Por Esther Palomera

Soria se 'desinquieta'

No ha tardado mucho José Manuel Soria López en ponerse nervioso, es decir, en recuperar su imagen natural de hombre poco dado a los balones pa'l pie, levantada de cabeza y pase en profundidad. Cualquier viento en contra trata de corregirlo aplicando para ello todos los mecanismos a su alcance, los democráticos y los antiestéticos. Si un secretario de Estado resbala, allí está él para echar la culpa a sus socios nacionalistas; si los ciudadanos ganan el pulso de Unelco, ahí está Soria para echar la culpa a los socios de ATI; si un concejal suyo derrapa en lo político y en lo etimológico, ahí va nuestro hombre a ridiculizarlo en público diciendo que “se le calentó el pico”. Todo vale en aras de la imagen, de aguantar el tipo de aquí a mayo, de tapar vergüenzas propias o anexas... Hasta vale que su escudero fiel, Larry Álvarez, apriete aún más la tuerca del disparate y empiece a rebasar lo democráticamente admisible en la errónea creencia de que ese supuesto poder del que cree gozar será eterno y que el respeto que supone le profesan es tal y no una situación cuyuntural previa al “aquí te espero”. Demasiados nervios para tan pocos cerebros.

No ha tardado mucho José Manuel Soria López en ponerse nervioso, es decir, en recuperar su imagen natural de hombre poco dado a los balones pa'l pie, levantada de cabeza y pase en profundidad. Cualquier viento en contra trata de corregirlo aplicando para ello todos los mecanismos a su alcance, los democráticos y los antiestéticos. Si un secretario de Estado resbala, allí está él para echar la culpa a sus socios nacionalistas; si los ciudadanos ganan el pulso de Unelco, ahí está Soria para echar la culpa a los socios de ATI; si un concejal suyo derrapa en lo político y en lo etimológico, ahí va nuestro hombre a ridiculizarlo en público diciendo que “se le calentó el pico”. Todo vale en aras de la imagen, de aguantar el tipo de aquí a mayo, de tapar vergüenzas propias o anexas... Hasta vale que su escudero fiel, Larry Álvarez, apriete aún más la tuerca del disparate y empiece a rebasar lo democráticamente admisible en la errónea creencia de que ese supuesto poder del que cree gozar será eterno y que el respeto que supone le profesan es tal y no una situación cuyuntural previa al “aquí te espero”. Demasiados nervios para tan pocos cerebros.