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Los descuidos de la Policía (y sin tener nueva ley de vagos y maleantes)

Nuevo episodio, esta vez más revelador que los anteriores, en el escándalo protagonizado por un operativo policial de la UDYCO que entró a saco en un centro de llamadas (call center en esta modernidad que padecemos) siguiendo instrucciones de un inspector en excedencia para levantar por los aires a competidores del timesharing ajenos a la organización que dirige. El inspector jefe del equipo ya ha declarado en calidad de imputado por haber mantenido a una quincena de personas retenidas en sus puestos de trabajo sometidos a condiciones más cercanas a la detención que a la permanencia voluntaria, y ha dicho que todo se debió a un lamentable “descuido”. Se habían olvidado las papeletas de citación a los allí presentes, y claro, lo más práctico era tenerlos toda la mañana con el culo pegado a la silla, sin poder hacer llamadas telefónicas, sin poder ejercer su derecho fundamental a la libertad y sin más salida que esperar a que se les pasara la calentura a los jefes policiales. Estos en realidad esperaban por una orden de entrada y registro que solicitaron una vez dentro de las instalaciones de la empresa, orden que no llegó porque al juez le mosqueó soberanamente tal despliegue en plan guerra preventiva. Para colmo, la denuncia del ex inspector, ex compañero del jefe del operativo desplegado, que lo había visitado con anterioridad para convencerlo de la acción, fue archivada fulminantemente, lo que deja a la Policía en una situación absolutamente lamentable. Y eso que todavía el PP no ha aprobado esa adaptación al siglo XXI de la ley de vagos y maleantes con la que Franco perseguía hasta el destino final en la cuneta a todo aquel que se saliera del carril.

El policía que protagoniza un reportaje

Ya es grave, y parece ser que penalmente perseguible, que un jefe policial lleve a sus subordinados a una acción sospechosa de abuso de autoridad y de presunta detención ilegal, pero si eso lo aderezamos con el montaje en el que participa, la cosa adquiere ya tintes de cooperación necesaria. Al jefe de la UDYCO se le puede ver de espaldas participando en un reportaje de la televisión noruega TV2 en el que explica los hechos denunciados sin que terciara si quiera la admisión a trámite por la justicia. Pero, en el colmo ya del paroxismo, el inspector-jefe se presta a una secuencia televisiva en la que se le ve redactando la denuncia de una supuesta afectada por el presunto delito, leyendo en voz alta uno de los hechos denunciados y proporcionando a la denunciante el bolígrafo para que la firmara. Y todo ello utilizando a la periodista como traductora. El reportaje está basado tan solo en la denuncia que interpone el ex inspector Alberto García, ex compañero del jefe de la fuerza actuante, sin que haya habido la menor investigación de los hechos y sin que, insistimos, la autoridad judicial hubiera ni siquiera admitido a trámite la denuncia para poner en marcha cualquier práctica de prueba. Desconocemos si este vídeo que ofrecemos a nuestros lectores obra en poder de la superioridad policial y si se han abierto expedientes de depuración de responsabilidades. Desconfiamos de ellos, porque por lo que sabemos del último que se abrió al hijo de un alto mando policial, todo quedó en un clamoroso archivo a espaldas de la autoridad judicial conocedora de la causa en la que el policía investigado estuvo metido hasta las cejas. La confianza que se han tomado algunos jefes policiales desde que el PP campa a sus anchas va a dar mucho que hablar. Y que imputar, por lo que parece.

Soria declara abiertos los juegos del verano

La provocación es su especialidad, y hasta ahora parece haberle dado muy buenos resultados. El ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, fue una de las autoridades que se constituyó este miércoles en la conferencia que dio en Madrid el alcalde de La Laguna, Fernando Clavijo, que además es secretario general de Coalición Canaria en Tenerife y pre-candidato (todavía no hay plazo de presentación de candidaturas) a suceder a Paulino Rivero en la carrera electoral de 2015. Clavijo participó en el foro Nueva Economía para, en teoría, hablar de las potencialidades económicas de la ciudad de La Laguna, pero lo que en realidad importaba a los presentes era conocer a ese muchacho lagunero que se declara ajeno a las familias tradicionales de la oligarquía tinerfeña y que quiere moverle la silla al presidente del Gobierno canario. Allí había empresarios grancanarios y tinerfeños, algunos seguramente dejándose ver por lo que pudiera o pudiese ocurrir en el futuro. Y hasta había un secretario de Estado, el de Hacienda, el temido Antonio Beteta, que tiene a las administraciones locales cogidas por el pescuezo con los conocidos rescates camuflados como préstamos para pagar a las pymes. Bueno. Pero ninguna de las presencias citadas concitó tantos comentarios como la de José Manuel Soria, presidente del PP canario y ministro de Industria, que se presentó allí sencillamente para provocar esas situaciones de ambigüedad que tanto le gusta fomentar. Sabe de sobra que la única opción que tiene de gobernar en Canarias es con Coalición Canaria, y dentro de ese partido, con cualquier presidente futuro que no sea Paulino Rivero, tardío descubridor de la máxima de que contra Soria vivimos mejor. Pero, ¿quién invitó a Soria a la conferencia de Fernando Clavijo?

Clavijo: “Yo no lo invité”

Como es nuestra obligación, una vez confirmado que Soria estuvo en el escenario del crimen, lo primero que hicimos fue llamar al conferenciante. Y Clavijo nos negó rotundamente que fuera él el autor de la invitación. Sí reconoció que invitó a algún empresario con los que tiene relaciones institucionales, pero que no fue quien invitó a Soria. “Habrán sido los organizadores” de Nueva Economía Fórum, nos respondió escuetamente. Nadie dentro del ala de su partido contraria a que sea candidato en 2015 es capaz de creer esta versión, pero ninguno de esos contra-críticos ha sido capaz de aportar una prueba que apunte a que fuera el alcalde lagunero quien cursara la invitación. Conociendo a Clavijo y a Soria, casi podríamos imaginarnos una invitación pactada: que Soria recibiera la convocatoria formal de los organizadores y que telefoneara a Clavijo para consultarle la posibilidad de que su presencia allí pudiera ser dañina para los intereses políticos del nacionalista. Este, que se divierte con las provocaciones, que incluso es capaz de volver a su favor lo que otros consideran ofensas, habría respondido al ministro que hiciera lo que quisiera. De este modo, el presidente del PP canario dio por inaugurados los juegos de verano de la política canaria, que tendrán su punto álgido el 12 de julio, cuando el Consejo Político Nacional de CC nomine candidato o candidata a la presidencia del Gobierno en 2015. Soria quiere que sea Clavijo, el más propenso (él siempre lo niega) a una reedición del pacto con el PP, contra lo que claman muchos sectores (algunos incluso de Tenerife) por considerar probado que todo lo que sea acordar con ese partido es igual al suicidio político.

Susana Díaz, la mejor colocada

Lo mismo –pactar con el PP es la perdición- sigue sosteniendo el PSOE canario, que este miércoles celebró su primera Ejecutiva Regional post-talegazo para concluir que hay que moverse y para adherirse a la cada vez más extendida opinión de que el congreso federal que Rubalcaba ha convocado hay que apartarlo del aparataje del partido para que voten al nuevo secretario general los 250.000 militantes que hay en toda España. Esa fórmula permitirá disipar la disidencia esgrimida por Carme Chacón y Eduardo Madina, pero dejará fuera de juego a Pedro Sánchez, que parte con una importante desventaja paradójicamente por el mismo valor que le hubiera convertido en favorito de celebrarse un congreso federal solo reservado a delegados: su virginidad orgánica. La que en estos momentos cuenta con todas las papeletas para dar el paso y triunfar es Susana Díaz, lideresa de Andalucía y presidenta de la Junta, que hasta ahora niega cualquier pretensión. Se hace querer, pero vayan dándolo por hecho, lo que confirmaría que todos los caminos llegan a Susana, bien fuera por la vía del congreso orgánico como por la vía del congreso abierto. Pero, siendo igual el resultado, el camino es, en estos momentos tan exigentes, lo que cuenta. La dirección regional del PSOE canario tiene estrechos vínculos con sus correligionarios andaluces, con los que han liderado el proceso de clara oposición a las leyes y órdenes del ministro Wert, lo que significa que a la buena sintonía mantenida con Rubalcaba, seguirá un relevo igual de ventajoso. O eso dicen.

Nuevo episodio, esta vez más revelador que los anteriores, en el escándalo protagonizado por un operativo policial de la UDYCO que entró a saco en un centro de llamadas (call center en esta modernidad que padecemos) siguiendo instrucciones de un inspector en excedencia para levantar por los aires a competidores del timesharing ajenos a la organización que dirige. El inspector jefe del equipo ya ha declarado en calidad de imputado por haber mantenido a una quincena de personas retenidas en sus puestos de trabajo sometidos a condiciones más cercanas a la detención que a la permanencia voluntaria, y ha dicho que todo se debió a un lamentable “descuido”. Se habían olvidado las papeletas de citación a los allí presentes, y claro, lo más práctico era tenerlos toda la mañana con el culo pegado a la silla, sin poder hacer llamadas telefónicas, sin poder ejercer su derecho fundamental a la libertad y sin más salida que esperar a que se les pasara la calentura a los jefes policiales. Estos en realidad esperaban por una orden de entrada y registro que solicitaron una vez dentro de las instalaciones de la empresa, orden que no llegó porque al juez le mosqueó soberanamente tal despliegue en plan guerra preventiva. Para colmo, la denuncia del ex inspector, ex compañero del jefe del operativo desplegado, que lo había visitado con anterioridad para convencerlo de la acción, fue archivada fulminantemente, lo que deja a la Policía en una situación absolutamente lamentable. Y eso que todavía el PP no ha aprobado esa adaptación al siglo XXI de la ley de vagos y maleantes con la que Franco perseguía hasta el destino final en la cuneta a todo aquel que se saliera del carril.

El policía que protagoniza un reportaje