El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Un grupo de medios llamado Martínez Soria
En algunos sectores periodísticos muy vinculados al Partido Popular se da por sentado que José Manuel Soria cuenta con el respeto y el respaldo de Mariano Rajoy. Se lo ha ganado, parece ser. En esos sectores se especuló no hace mucho con la posibilidad de que el presidente del PP canario fuera designado superministro económico con la encomienda especial de vender al mundo entero los grandes logros que en esa materia considera el Gobierno haber alcanzado con matrícula de honor. Nada hay que descartar del catálogo de decisiones que pueda tomar Rajoy desde aquí a noviembre, porque cerrar la crisis gubernamental con la sustitución de José Ignacio Wert ha dejado perplejos a todos y a los suyos con cara de papafritas. Está confirmado que Soria ha engañado a Rajoy y a su círculo más íntimo unas cuantas veces, la más sonada y repetida ha sido su calvario por el caso Salmón del que él siempre sostuvo que fue una persecución del PSOE, particularmente de López Aguilar, y que demostró su inocencia. Algo que no nos cansaremos de desmentir una y otra vez hasta que alguien en Génova se entere de que si no fue a juicio por cohecho impropio fue por la pericia de una magistrada del TSJC y por la prescripción del presunto delito. Repetido lo cual, volvemos a lo que íbamos. No se sabe por qué motivos, Soria tiene cautivado a Rajoy y a su entorno. De otro modo no se explica que con la impopularidad que ha alcanzado y la cantidad de marrones judiciales que se le vienen encima al Gobierno por su gestión al frente del Ministerio de Industria, no esté ya destituido. Sin embargo, todo lo contrario: Soria se mantiene firme y con posibilidades de acaparar más poder y más protagonismo en este tramo final de legislatura. Su verbo fácil y florido, cultivado gracias a todos los cursos de telegenia de la escuela de actores del PP y al esfuerzo de sus propios terapeutas, lo han convertido en un portavoz habitual en los medios de comunicación afines. Que los tiene el PP, por mucho que Soria llore desamor por las esquinas quejándose, particularmente en Canarias, de no tener quien le escriba. A favor, por supuesto.
No tiene quien le defienda
La obsesión de José Manuel Soria por tener medios de comunicación sumisos ha sido ampliamente relatada en esta sección a lo largo de la extensa trayectoria política de este personaje. Sabe que alcanzó el poder y la gloria gracias a eso y ha combinado a lo largo del tiempo momentos de fulgor con profundas crisis que le han conducido a cambiar de estrategia y de periódico de cabecera en más de una ocasión. Las hemerotecas están plagadas de episodios gloriosos que delatan a un individuo capaz de las bajezas más vergonzosas contra periodistas, directores de medios y editores cada vez que ha perdido el favor o no ha conseguido lo que con sus métodos tradicionales pretendía. Y sus métodos tradicionales, dicho sea para los que todavía no los conozcan a estas alturas, se han basado en la utilización del dinero público de las instituciones donde ha gobernado, combinada con las presiones más mezquinas, unas veces amenazando con una retirada de inversión publicitaria y otras con querellas contra periodistas desafectos con catastróficos resultados en su haber. Desde el Cabildo de Gran Canaria promovió la creación de un medio digital propio; ha financiado a Pedro J. Ramírez en algunas de sus aventuras, a Alfonso Rojo en sus demencias, a voceros locales de todo tipo y pelaje… Y el resultado ha sido el que él mismo relató este sábado en Las Palmas de Gran Canaria: el PP canario no tiene “quien le defienda”. Y tiene razón. No tiene quien le defienda porque él personalmente se ha encargado de hundir al PP, de cortocircuitar casi todos los vínculos con los pocos que le llegaron a creer alguna vez. Su soberbia y su altanería, ésa que ahora denuncian sus compañeros por toda la geografía patria, le ha pasado factura también en las relaciones con los medios informativos. Olvida, como siempre, que no tiene quien le defienda sencillamente porque él y su partido son en estos momentos indefendibles, y el medio de comunicación que, previo pago de su importe exacto, lo intente, se topará con muchas dificultades para ser creíble. Lo del PP, como dicen muchos expertos, no es un problema de comunicación. Es un problema de credibilidad, valor que tiene por los suelos desde hace tiempo.
Un equipo ¿para ganar?
Soria se presentó ante los suyos este fin de semana para explicarles que ya tiene un plan para recuperar el amplio espacio perdido en estas pasadas elecciones locales. Cree que hay que recuperar a los votantes del PP que se han marchado a otras opciones ofreciéndoles razones de peso, que deben ser las ya conocidas de la recuperación económica, la del desastre que supondría que gobernaran otros y la del miedo que habría de inspirarnos a todos Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y otros izquierdistas radicales. Para ese colosal esfuerzo de recuperar al votante canario del PP, Soria ha diseñado un equipo de campaña de su máxima confianza a cuyo frente ha puesto nada menos que a Felipe Afonso El Jaber, un político de bajo perfil con serios problemas de competencia comunicacional que no pasará a la historia ni siquiera por este encargo. A su lado, como si todo esto fuera de broma, ha colocado a Guillermo Díaz Guerra, ex subdelegado del Gobierno en Santa Cruz de Tenerife y número uno del PP al Parlamento por Tenerife. Decir que Díaz Guerra es flojito es ser muy generoso con él. No goza de predicamento dentro de su propio partido por lo que va a tener muy difícil acometer el encargo de coordinar “todas las acciones que se hagan en cada isla”, según el organigrama y las funciones repartidos por Soria. Para las relaciones con los medios informativos, el Gran Timonel ha designado al diputado nacional Guillermo Mariscal, que habla muchísimo, pero quizás muy poco donde debe. Tendrá que hacer un enorme esfuerzo para cambiar su plácida vida de brazo de palo en la Carrera de San Jerónimo con el ajetreo en el que le van a meter los periodistas. A los que les coja el teléfono, claro. Completan el brillante equipo con el que Soria quiere revertir la situación Pepa Luzardo, responsable de movilización, y Enrique Hernández Bento, al que le toca la tarea de “propuestas y programa”, es decir, meter en el programa electoral nacional lo del REF, lo del Estatuto de Autonomía y lo de la financiación autonómica, si es que lo dejan. José Manuel Soria continúa por la senda de elegir equipos extrañísimos en los momentos más complicados. Todavía no han brotado reacciones internas contra estos nombramientos, pero no tardarán en aparecer, no se preocupen.
El grupo Martínez Soria
En medio de todo esta agitación, con el PP girando loco dentro del remolino, va Soria y le propone a Mariano Rajoy montar un pool de medios de comunicación que sirva para contrarrestar a los que en ese partido consideran desafectos, contrarios a la línea oficial, es decir, relatores de la verdad. El Confidencial Digital, medio que dirige Javier Fumero, publicó hace unos días una barroca historia acerca de la intención de “crear un gran grupo de comunicación en España que haga frente a otros considerados menos amigos como Mediaset, Atresmedia y prisa”. Un grupo de comunicación amigo, por supuesto, en el que se integrarían Vocento, Unidad Editorial y Cope. Vocento aportaría sus tres canales de TDT (Soria les dará el tercero en breve), sus diarios regionales y sus licencias de radio. Unidad Editorial aportaría sus dos canales de TDT “y fundamentalmente El Mundo, Marca y Expansión”, y la Cope, su emisora de radio y su canal 13 TV. Lo de Marca, como colegirán, es un guiño al presidente del Gobierno, que rápidamente compró la moto. ¿Y quiénes son los padres de tan atrevida ocurrencia? Pues muy sencillo, nuestro admirado José Manuel Soria y la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro, siempre según El Confidencial Digital. Nos podemos imaginar al señor ministro, ocurrente como él solo, contándole lo audaz que está siendo con las adjudicaciones de TDT a la secretaria de Estado, y ésta comprándole tamaño de crecepelo. Porque, como ya reconoce el propio digital en la misma pieza periodística, la operación tiene sus inconvenientes, como pretender colocar a 13Tv a la altura de La Sexta, Cuatro o Telecinco, además de tener que convencer a los de El Mundo de que tienen que dejar de publicar los casos de corrupción del PP. Todo ello, claro está, engrasado con los presupuestos del Estado, a ver si no a dónde va a ir tanta gente a aliviarle las rozaduras a Mariano.
En algunos sectores periodísticos muy vinculados al Partido Popular se da por sentado que José Manuel Soria cuenta con el respeto y el respaldo de Mariano Rajoy. Se lo ha ganado, parece ser. En esos sectores se especuló no hace mucho con la posibilidad de que el presidente del PP canario fuera designado superministro económico con la encomienda especial de vender al mundo entero los grandes logros que en esa materia considera el Gobierno haber alcanzado con matrícula de honor. Nada hay que descartar del catálogo de decisiones que pueda tomar Rajoy desde aquí a noviembre, porque cerrar la crisis gubernamental con la sustitución de José Ignacio Wert ha dejado perplejos a todos y a los suyos con cara de papafritas. Está confirmado que Soria ha engañado a Rajoy y a su círculo más íntimo unas cuantas veces, la más sonada y repetida ha sido su calvario por el caso Salmón del que él siempre sostuvo que fue una persecución del PSOE, particularmente de López Aguilar, y que demostró su inocencia. Algo que no nos cansaremos de desmentir una y otra vez hasta que alguien en Génova se entere de que si no fue a juicio por cohecho impropio fue por la pericia de una magistrada del TSJC y por la prescripción del presunto delito. Repetido lo cual, volvemos a lo que íbamos. No se sabe por qué motivos, Soria tiene cautivado a Rajoy y a su entorno. De otro modo no se explica que con la impopularidad que ha alcanzado y la cantidad de marrones judiciales que se le vienen encima al Gobierno por su gestión al frente del Ministerio de Industria, no esté ya destituido. Sin embargo, todo lo contrario: Soria se mantiene firme y con posibilidades de acaparar más poder y más protagonismo en este tramo final de legislatura. Su verbo fácil y florido, cultivado gracias a todos los cursos de telegenia de la escuela de actores del PP y al esfuerzo de sus propios terapeutas, lo han convertido en un portavoz habitual en los medios de comunicación afines. Que los tiene el PP, por mucho que Soria llore desamor por las esquinas quejándose, particularmente en Canarias, de no tener quien le escriba. A favor, por supuesto.