Para eso, el Universidad

La verdad es que no se han lucido demasiado los rectores deportivos de Gran Canaria para encontrar un equipo atractivo que se midiera contra la UD Las Palmas en el glorioso partido inaugural del Angulo Arena, también conocido en algunos ambientes como Estadio de Gran Canaria. Al final será el Anderlecht, segundo clasificado en la Liga belga, un club que alcanzó la gloria por última vez en el siglo pasado, allá por los años 76 y 78, cuando ganó sendas ediciones de la ya desaparecida Recopa. Carece de figuras y no despierta morbo. Las prisas por inaugurar antes del 25-M, además de la complicada fecha escogida (un jueves a las nueve y media de la noche) tienen esas cosas, porque un par de semanas después, ya pasados de fecha, habría podido venir cualquier equipo de la liga inglesa, que ya habría terminado. Si de lo que se trataba era de darle atractivo a la efeméride, lo mejor hubiera sido contratar al Universidad, de ese modo Angulo podría despedirse del Cabildo presumiendo de que permitió que ese equipo pisara el césped de tan prohibitivo estadio.

La verdad es que no se han lucido demasiado los rectores deportivos de Gran Canaria para encontrar un equipo atractivo que se midiera contra la UD Las Palmas en el glorioso partido inaugural del Angulo Arena, también conocido en algunos ambientes como Estadio de Gran Canaria. Al final será el Anderlecht, segundo clasificado en la Liga belga, un club que alcanzó la gloria por última vez en el siglo pasado, allá por los años 76 y 78, cuando ganó sendas ediciones de la ya desaparecida Recopa. Carece de figuras y no despierta morbo. Las prisas por inaugurar antes del 25-M, además de la complicada fecha escogida (un jueves a las nueve y media de la noche) tienen esas cosas, porque un par de semanas después, ya pasados de fecha, habría podido venir cualquier equipo de la liga inglesa, que ya habría terminado. Si de lo que se trataba era de darle atractivo a la efeméride, lo mejor hubiera sido contratar al Universidad, de ese modo Angulo podría despedirse del Cabildo presumiendo de que permitió que ese equipo pisara el césped de tan prohibitivo estadio.