El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Un verdadero problema con los sms
Vuelve el Partido Popular de Canarias a meterse en un berenjenal por culpa del uso indebido, o más bien torcido, de los teléfonos móviles en su modalidad de mensajes cortos, es decir, sms. Recordarán ustedes aquel ¡Viva España! con que obsequió José Manuel Soria a María San Gil, la presidenta del PP de Euskadi que acabó marchándose dando el consabido portazo. Los vítores peperos, sin embargo, tuvieron en el ex ministro de la Guerra, perdón, de Defensa, Federico Manda Trillos, a su mayor paradigma, con aquel sentido y marcial ¡Viva Honduras! proclamado en El Salvador. Pero volvamos a los sms del PP canario. Soria, además del de la señora San Gil, ha tenido un par de sonoros patinazos que, por formar parte de lo que él y la destinataria de aquellos imprudentes mensajes quieran denunciarse, corremos un prudente y tupido velo. No es Soria el único imprudente, por desgracia para el PP, porque además de las cosas que ocurren en el entorno presidencial, hemos detectado un audaz mensajero en la villa de Moya, Gran Canaria.
Vuelve el Partido Popular de Canarias a meterse en un berenjenal por culpa del uso indebido, o más bien torcido, de los teléfonos móviles en su modalidad de mensajes cortos, es decir, sms. Recordarán ustedes aquel ¡Viva España! con que obsequió José Manuel Soria a María San Gil, la presidenta del PP de Euskadi que acabó marchándose dando el consabido portazo. Los vítores peperos, sin embargo, tuvieron en el ex ministro de la Guerra, perdón, de Defensa, Federico Manda Trillos, a su mayor paradigma, con aquel sentido y marcial ¡Viva Honduras! proclamado en El Salvador. Pero volvamos a los sms del PP canario. Soria, además del de la señora San Gil, ha tenido un par de sonoros patinazos que, por formar parte de lo que él y la destinataria de aquellos imprudentes mensajes quieran denunciarse, corremos un prudente y tupido velo. No es Soria el único imprudente, por desgracia para el PP, porque además de las cosas que ocurren en el entorno presidencial, hemos detectado un audaz mensajero en la villa de Moya, Gran Canaria.