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Opinión - Un tercio de los españoles no entienden lo que leen. Por Rosa María Artal

Otra vez el testigo que la armó

Nos imaginamos que en las horas posteriores al anuncio de que María Dolores de Cospedal será la número dos del PP, alguien devoraba con indisimulada fruición las uñas de sus manos. Era José Manuel Soria, que no podía creer que pudiera acumularse sobre su persona tanto infortunio en tan poco tiempo. Primero, sus enfrentamientos con un mito pepero, María San Gil; luego aquel traicionero Arriba España; después, sus atolondradas reacciones en los dos juicios que, por calumnias, él mismo promovió contra un periodista y un ciudadano. Pero que ahora le nombren secretaria general a la Cospedal, debe ser mucho para él y para su frágil equilibrio emocional. Además de la poca química existente entre ambos, súmese el hecho nada baladí de que la futura secretaria general tuvo vínculo familiar con el testigo más incómodo que, por el momento, ha tenido José Manuel Soria en su esquizofrénica trayectoria judicial. Efectivamente, doña Dolores fue esposa de un González Bravo de Laguna, familia con la que continúa manteniendo unos extraordinarios vínculos. Ánimo, Manolo.

Nos imaginamos que en las horas posteriores al anuncio de que María Dolores de Cospedal será la número dos del PP, alguien devoraba con indisimulada fruición las uñas de sus manos. Era José Manuel Soria, que no podía creer que pudiera acumularse sobre su persona tanto infortunio en tan poco tiempo. Primero, sus enfrentamientos con un mito pepero, María San Gil; luego aquel traicionero Arriba España; después, sus atolondradas reacciones en los dos juicios que, por calumnias, él mismo promovió contra un periodista y un ciudadano. Pero que ahora le nombren secretaria general a la Cospedal, debe ser mucho para él y para su frágil equilibrio emocional. Además de la poca química existente entre ambos, súmese el hecho nada baladí de que la futura secretaria general tuvo vínculo familiar con el testigo más incómodo que, por el momento, ha tenido José Manuel Soria en su esquizofrénica trayectoria judicial. Efectivamente, doña Dolores fue esposa de un González Bravo de Laguna, familia con la que continúa manteniendo unos extraordinarios vínculos. Ánimo, Manolo.