Aquel viaje de Mauricio a Nueva York

La verdad es que si no hubiéramos trabajado en esto del periodismo nos podíamos haber dedicado a la organización de viajes de primera clase para políticos de altos vuelos. Porque el viaje del salmón no fue el primero protagonizado por un político que descubrimos y contamos con todo lujo de detalles; ni lo fue aquel casual encuentro de Luis Soria con los Esquivel en Magdeburgo (Alemania) viendo turbinas para parques eólicos. Nuestra primera hazaña viajera se produjo en 2002, cuando descubrimos al diputado nacional de Coalición Canaria José Carlos Mauricio en un viaje muy selecto a Nueva York, a donde acudió para conocer los proyectos de al menos un estudio arquitectónico de la Gran Manzana para el barranco de Veneguera. El viaje se lo pagó la empresa propietaria de los terrenos, es decir, Banesto, y a su regreso a Canarias confirmó nuestras noticias con pelos y señales. Entonces apenas teníamos unos pocos miles de lectores, pero nos costó un enorme disgusto con Coalición Canaria, alguno de cuyos dirigentes nos retiró incluso el saludo. Pero, acto seguido, el presidente del Gobierno, a la sazón Román Rodríguez, puso en marcha la protección máxima sobre Veneguera en aplicación del programa electoral de su partido de entonces y de la ley de la moratoria, de 2001.

La verdad es que si no hubiéramos trabajado en esto del periodismo nos podíamos haber dedicado a la organización de viajes de primera clase para políticos de altos vuelos. Porque el viaje del salmón no fue el primero protagonizado por un político que descubrimos y contamos con todo lujo de detalles; ni lo fue aquel casual encuentro de Luis Soria con los Esquivel en Magdeburgo (Alemania) viendo turbinas para parques eólicos. Nuestra primera hazaña viajera se produjo en 2002, cuando descubrimos al diputado nacional de Coalición Canaria José Carlos Mauricio en un viaje muy selecto a Nueva York, a donde acudió para conocer los proyectos de al menos un estudio arquitectónico de la Gran Manzana para el barranco de Veneguera. El viaje se lo pagó la empresa propietaria de los terrenos, es decir, Banesto, y a su regreso a Canarias confirmó nuestras noticias con pelos y señales. Entonces apenas teníamos unos pocos miles de lectores, pero nos costó un enorme disgusto con Coalición Canaria, alguno de cuyos dirigentes nos retiró incluso el saludo. Pero, acto seguido, el presidente del Gobierno, a la sazón Román Rodríguez, puso en marcha la protección máxima sobre Veneguera en aplicación del programa electoral de su partido de entonces y de la ley de la moratoria, de 2001.