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Un vicepresidente del Cabildo que daba palizas

Lo de ser tránsfuga se lleva en la sangre. Se nace culo inquieto, inconstante, veleta. Inconsistente. El que padece ese culoinquietismo, esa búsqueda inabordable de no se sabe muy bien qué, suele dar muestras evidentes de infelicidad, de ansiedad, de inconformismo. No es inconformismo político ni mucho menos idealismo. Es inconformismo personal, desarraigo dentro de uno mismo. Si de joven buscas con inmadurez llenar ese hueco para sentirte realizado, de mayor pretendes realizarte con objetivos materiales, tangibles, y es entonces cuando el inconformista se transforma en político y, por esos tumbos constantes, en tránsfuga político. Es ahí donde aparece nuestro personaje, Juan Domínguez, vicepresidente del Cabildo por el Centro Canario Nacionalista, en pacto con el Partido Popular tras traicionar su acuerdo electoral con Coalición Canaria. A Domínguez lo localizamos hoy en esas tareas políticas pero lo tenemos retratado de joven y de menos joven, cuando ejerció de punki hasta que, de la noche a la mañana, sin mediar más que esa búsqueda incansable de sí mismo, se trasmutó en cabeza rapada y se dedicó a propinar palizas a los que eran como él había sido hasta el día anterior. El Cabildo de Gran Canaria tiene un vicepresidente que en su juventud fue skinhead y daba palizas a los punkis y a los hippies. Y muchas más cosas, todas diversas y contradictorias. Muy edificante, muy tránsfuga.

Lo de ser tránsfuga se lleva en la sangre. Se nace culo inquieto, inconstante, veleta. Inconsistente. El que padece ese culoinquietismo, esa búsqueda inabordable de no se sabe muy bien qué, suele dar muestras evidentes de infelicidad, de ansiedad, de inconformismo. No es inconformismo político ni mucho menos idealismo. Es inconformismo personal, desarraigo dentro de uno mismo. Si de joven buscas con inmadurez llenar ese hueco para sentirte realizado, de mayor pretendes realizarte con objetivos materiales, tangibles, y es entonces cuando el inconformista se transforma en político y, por esos tumbos constantes, en tránsfuga político. Es ahí donde aparece nuestro personaje, Juan Domínguez, vicepresidente del Cabildo por el Centro Canario Nacionalista, en pacto con el Partido Popular tras traicionar su acuerdo electoral con Coalición Canaria. A Domínguez lo localizamos hoy en esas tareas políticas pero lo tenemos retratado de joven y de menos joven, cuando ejerció de punki hasta que, de la noche a la mañana, sin mediar más que esa búsqueda incansable de sí mismo, se trasmutó en cabeza rapada y se dedicó a propinar palizas a los que eran como él había sido hasta el día anterior. El Cabildo de Gran Canaria tiene un vicepresidente que en su juventud fue skinhead y daba palizas a los punkis y a los hippies. Y muchas más cosas, todas diversas y contradictorias. Muy edificante, muy tránsfuga.