El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
La vinculación con las mentiras en el Parlamento
La magistrada Carla Bellini, que la semana pasada fue de nuevo noticia por una segunda abstención, en este caso por su “estrecha amistad” con José Manuel Soria, considera que no puede intervenir en el recurso del archivo del caso salmón. Pero no alegó tal circunstancia cuando formó parte de la Sala que archivó las mentiras de Soria en la comisión eólica. Pero, ¿recuerdan ustedes cuáles fueron esas mentiras? Se recogen perfectamente en aquel auto de archivo, fechado el 29 de junio de 2007. Soria mintió al Parlamento al afirmar que no estuvo presente en un debate que se suscitó el 10 de enero de 2005 en el seno del consejo de administración de la Autoridad Portuaria. ¿Cuál era ese debate? Pues precisamente facultar al entonces presidente portuario, José Manuel Arnáiz, a firmar un contrato absolutamente lesivo para el interés general con el empresario Javier Esquivel. El contrato hacía referencia al parque eólico que Esquivel quería montar en Arinaga con la inestimable ayuda de las administraciones que en aquel momento controlaban los hermanos Soria: Autoridad Portuaria, Consejería de Industria y Cabildo de Gran Canaria. La Sala dijo que las mentiras de Soria no fueron relevantes porque no influyeron en las conclusiones de la comisión eólica. Así se va escribiendo la historia política y judicial de Canarias.
La magistrada Carla Bellini, que la semana pasada fue de nuevo noticia por una segunda abstención, en este caso por su “estrecha amistad” con José Manuel Soria, considera que no puede intervenir en el recurso del archivo del caso salmón. Pero no alegó tal circunstancia cuando formó parte de la Sala que archivó las mentiras de Soria en la comisión eólica. Pero, ¿recuerdan ustedes cuáles fueron esas mentiras? Se recogen perfectamente en aquel auto de archivo, fechado el 29 de junio de 2007. Soria mintió al Parlamento al afirmar que no estuvo presente en un debate que se suscitó el 10 de enero de 2005 en el seno del consejo de administración de la Autoridad Portuaria. ¿Cuál era ese debate? Pues precisamente facultar al entonces presidente portuario, José Manuel Arnáiz, a firmar un contrato absolutamente lesivo para el interés general con el empresario Javier Esquivel. El contrato hacía referencia al parque eólico que Esquivel quería montar en Arinaga con la inestimable ayuda de las administraciones que en aquel momento controlaban los hermanos Soria: Autoridad Portuaria, Consejería de Industria y Cabildo de Gran Canaria. La Sala dijo que las mentiras de Soria no fueron relevantes porque no influyeron en las conclusiones de la comisión eólica. Así se va escribiendo la historia política y judicial de Canarias.