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¿Ya expedientaron a Bermúdez?

“Los ciudadanos han refrendado el pacto de gobierno en Canarias”. “No vamos a atender ninguna invitación para pactar con el Partido Popular”. “Cualquier indisciplina en Coalición Canaria será castigada con un expediente de expulsión”. Tales aseveraciones no han sido extraídas de los anales de la historia política de Canarias sino de las reseñas periodísticas más recientes, de apenas dos semanas para acá. Fueron proclamadas por los líderes de Coalición Canaria, particularmente por su secretario general, José Miguel Barragán, ajeno entonces probablemente a lo que estaba tramando a su espalda el ATI profundo, a su vez jaleado por los poderes ocultos de Tenerife, indignados ante una reedición del pacto con el PSOE en Santa Cruz de Tenerife y en el Cabildo de la isla, y calentados desde La Palma por el influyente Antonio Castro. Tenerife es de ATI y a lo más lejos que puede llegar ATI es a compartir su poder con el Partido Popular, básicamente por coincidencias en cosas como el respeto que se profesa a la oligarquía que lo maneja todo en las sombras, incluidos los sobornos. Barragán puede que no lo supiera, pero Bermúdez no ha cometido en rigor una indisciplina, y por eso no lo van a expedientar. Es un profesional de la política y depende de la política para vivir. Sabe que su carisma no le da para seguir ejerciendo fuera del partido político que le dio el primer cargo, poco después de dejar los pantalones cortos. Nadie puede tragarse por lo tanto que con su gesto de este jueves se haya arriesgado a una expulsión. El alcalde en funciones de Santa Cruz ha ejecutado un plan cuya bendición le fue otorgada esta misma semana por el Comité Local de CC en la ciudad, donde resucitaron los fantasmas del pasado y donde se valoró la petición de Antonio Castro, el dueño de la franquicia palmera, de meterle una sacudida a las negociaciones con el PSOE para que en La Palma también se pueda dar un pacto con el PP que mande a la oposición a los que por primera vez en décadas se atrevieron a ganarle las elecciones al Cabildo. Castro ha tensionado a Coalición hasta conducirla a esta posición tan complicada de la que él puede ser el mejor parado, tanto por el control en La Palma como por su entrada en un Gobierno en minoría apoyado por el PP que le permitiera acceder a una vicepresidencia o a una consejería bien dotada presupuestariamente.

Adiós a La Laguna

Todo parece estar medido en Santa Cruz y en La Laguna. Antes de mandar a Bermúdez a esta operación en apariencia suicida, los pensadores hicieron todos los contactos posibles para calcular los efectos sobre plazas tan decisivas como La Laguna. Y el resultado fue nulo. Contando con el actual socio, el PSOE, los nacionalistas no suman suficientes concejales. Ciudadanos ha dicho que no apoyaría un pacto con un alcalde nacionalista, y mucho menos lo harían los partidos de izquierdas en la Corporación, Unid@s y Nueva Canarias. Sólo queda la esperanza de que las izquierdas no se pongan de acuerdo para que el sábado pueda ser investido alcalde José Alberto Díaz, de CC, con tan sólo siete concejales de los catorce necesarios para la mayoría. Sin embargo, la escaramuza en la capital puede animar a Javier Abreu, líder lagunero del PSOE (cinco concejales), a ejecutar un maléfico plan consistente en dejar de discutir con Unid@s (seis concejales) sobre quien debe ocupar la alcaldía, para ofrecérsela a un tercero que no la discute, Santiago Pérez, de Nueva Canarias (tres concejales) el más capacitado y liberado para coger la gestión de Ana Oramas y de Fernando Clavijo y volverla literalmente del revés. Oramas sabe que como Pérez se ponga a repasar números, los que han conducido al Ayuntamiento a estar intervenido por el Ministerio de Hacienda, puede dar con las claves de los 70 millones de endeudamiento de su gestión. Y si tira del hilo, pudiera ser que se viera obligado a mandar expedientes a la fiscalía en aplicación de las obligaciones que adquiere un buen gobernante. Para fortuna del PSOE, el Ayuntamiento de La Laguna no se constituirá hasta el 3 de julio, lo que impedirá a los nacionalistas acusar a su todavía socio regional de ser el traidor. Fernando Clavijo se estrena como líder regional de Coalición Canaria con un absoluto descontrol sobre su organización, haciendo buenas las sospechas de muchos (incluidas las de quien suscribe) de una querencia descarada a pactar con el PP (Bermúdez asegura que cuenta con la Ejecutiva Insular) y, lo que es más gráfico, provocando en su antecesor, Paulino Rivero, la mayor carcajada de la historia de CC.

Un cachetón a Patricia Hernández

El sentimiento de ofensa que embargó a los dirigentes socialistas la tarde-noche de este jueves estaba más que justificado. A lo largo de los últimos días habían tanteado telefónicamente a sus homólogos en la mesa de negociación del pacto regional para verificar la veracidad de los rumores que apuntaban a la escaramuza de José Manuel Bermúdez. Y en todos los casos se les aseguraba que nada iba a ocurrir porque todo estaba controlado. Pero no era cierto porque más de media docena de comités locales de CC en la isla de Tenerife andaban disparados cerrando acuerdos con el PP y otras formaciones locales, mientras los diligentes socialistas de La Palma conseguían que entregara su acta el irreductible Blas Bravo, de Breña Alta, y que Anselmo Pestana cerrara un acuerdo con Perestelo en el Cabildo de la isla. El gesto de protesta consistió en suspender las negociaciones para el pacto regional y, de paso, celebrar una reunión de urgencia para evaluar la situación. No es baladí quedar fuera del gobierno en Santa Cruz de Tenerife, y no solamente por ser la segunda ciudad en habitantes de Canarias, sino porque es a la que está asociada la candidata socialista a la presidencia del Gobierno, Patricia Hernández, secretaria general de la Agrupación Local del PSOE. Si Santa Cruz y La Laguna las dan por perdidos los dos negociadores, pudiera ocurrir que las negociaciones se retomen con empate, pero nadie puede asegurar que no se sientan liberados los que estas semanas se han visto obligados a pasar por la obligatoriedad de un pacto en cascada cada vez más imposible.

Perfil bajo a nivel de llanta

En su descargo, Bermúdez puede alegar para su operación con el PP que le resultaba muy difícil reeditar el pacto con el PSOE de José Ángel Martín por la insuficiencia aritmética, que obligaba a buscar un tercer socio. A lo que se le puede responder con los mismos argumentos empleados en tantas y tantas situaciones análogas que se están dando en muchos lugares en los que se huye de un pacto con la derecha en declive. Precisamente esa condición de partido en declive puede ser la que más ha animado a ATI a lanzarse de nuevo a promocionar al Partido Popular. Un declive al que se suma una lista de concejales bastante mejorable. Los expertos en política llaman a un plantel así “de perfil bajo”, lo que en el argot automovilístico, equivaldría en este caso a nivel llanta, mismamente. Que Cristina Tavío se haya visto obligada a apartarse para facilitar el acuerdo ha dejado descabezado el grupo municipal popular, que pasa a estar comandado por su amiga Zaida González, con una trayectoria política muy gris. Abogada, llegó al PP en 2008 de la mano de Tavío, que enseguida la nombró gerente del partido. En 2010, en la reedición del pacto con la CC de Zerolo, su amiga la colocó como una de las tres vocales del tribunal económico administrativo del Ayuntamiento de Santa Cruz, con un sueldo de 55.000 euros, de modo que el PP se ahorrara pagarle por sus funciones de gerente. El órgano en cuestión, dedicado a tramitar reclamaciones de los ciudadanos por los impuestos municipales, era tan decorativo que Bermúdez lo suprimió en 2011 para que de sus funciones se ocuparan tres funcionarios. A esas elecciones, las de 2011, ya concurrió con Tavío y fue concejala en la oposición, pero perdió su puesto de gerente del partido con la llegada de Manuel Domínguez, que puso en el puesto a Roberto Alemán. El alcalde Bermúdez tendrá por lo tanto un socio muy cómodo, porque si Zaida González es flojita tirando a floja, el resto del equipo solo merecería el “sin clasificar” que los cronistas deportivos colocan a los jugadores que no se han podido desempeñar muchos minutos en la cancha.

Menos competencias que en 2007

La entrega absoluta del PP, sus rebajas en plena liquidación por cierre, no sólo se aprecia en la rendición sin condiciones de Cristina Tavío para dejar expedito el paso a José Manuel Bermúdez, sino también en la configuración del poder municipal que arroja este pacto. En el mandato 2007-2011, con Coalición Canaria con diez concejales, Miguel Zerolo cedió al PP Hacienda, Economía, Turismo, Comercio, Empleo, Sociedad de Desarrollo, Fiestas, Deportes, Patrimonio Histórico… y las primera, tercera, quinta y séptima tenencias de alcaldía, más la representación en la Autoridad Portuaria y la Vicepresidencia de Mercatenerife. Por lo que ha trascendido este jueves, ahora los populares, con CC más necesitada, se han conformado con Urbanismo, Atención Social, Seguridad Ciudadana, Cultura, Accesibilidad y Medio Ambiente, más cuatro tenencias de alcaldía al ampliarse su número a nueve. Y si les hubieran dado menos concejalías habrían aceptado igual porque las órdenes de la superioridad eran y siguen siendo no discutir más allá de lo estrictamente honroso para entregar, en cualquier caso, el poder a CC.

“Los ciudadanos han refrendado el pacto de gobierno en Canarias”. “No vamos a atender ninguna invitación para pactar con el Partido Popular”. “Cualquier indisciplina en Coalición Canaria será castigada con un expediente de expulsión”. Tales aseveraciones no han sido extraídas de los anales de la historia política de Canarias sino de las reseñas periodísticas más recientes, de apenas dos semanas para acá. Fueron proclamadas por los líderes de Coalición Canaria, particularmente por su secretario general, José Miguel Barragán, ajeno entonces probablemente a lo que estaba tramando a su espalda el ATI profundo, a su vez jaleado por los poderes ocultos de Tenerife, indignados ante una reedición del pacto con el PSOE en Santa Cruz de Tenerife y en el Cabildo de la isla, y calentados desde La Palma por el influyente Antonio Castro. Tenerife es de ATI y a lo más lejos que puede llegar ATI es a compartir su poder con el Partido Popular, básicamente por coincidencias en cosas como el respeto que se profesa a la oligarquía que lo maneja todo en las sombras, incluidos los sobornos. Barragán puede que no lo supiera, pero Bermúdez no ha cometido en rigor una indisciplina, y por eso no lo van a expedientar. Es un profesional de la política y depende de la política para vivir. Sabe que su carisma no le da para seguir ejerciendo fuera del partido político que le dio el primer cargo, poco después de dejar los pantalones cortos. Nadie puede tragarse por lo tanto que con su gesto de este jueves se haya arriesgado a una expulsión. El alcalde en funciones de Santa Cruz ha ejecutado un plan cuya bendición le fue otorgada esta misma semana por el Comité Local de CC en la ciudad, donde resucitaron los fantasmas del pasado y donde se valoró la petición de Antonio Castro, el dueño de la franquicia palmera, de meterle una sacudida a las negociaciones con el PSOE para que en La Palma también se pueda dar un pacto con el PP que mande a la oposición a los que por primera vez en décadas se atrevieron a ganarle las elecciones al Cabildo. Castro ha tensionado a Coalición hasta conducirla a esta posición tan complicada de la que él puede ser el mejor parado, tanto por el control en La Palma como por su entrada en un Gobierno en minoría apoyado por el PP que le permitiera acceder a una vicepresidencia o a una consejería bien dotada presupuestariamente.