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Zerolo muere matando

A Miguel Zerolo le tocó un magistrado instructor verdaderamente duro en la causa que contra él se sigue en el Supremo por el caso García Cabrera. Luciano Varela, que así se llama su señoría, es el mismo que tramitó aquella causa penal contra Baltasar Garzón por las escuchas ilegales a los imputados de la trama Gürtel, lo que a la postre acabó con la carrera del emblemático juez de la Audiencia Nacional. El auto de finalización de la instrucción, conocido este viernes, aparece cargado de motivos suficientes para sentar en el banquillo al ex alcalde de Santa Cruz de Tenerife por las obras que se realizaron en el antiguo instituto García Cabrera, de Ofra, para instalar allí unas oficinas municipales sin concurso y sin la menor observancia de las leyes de contratación españolas. Por los argumentos expuestos, Luciano Varela da por sentado que hay indicios sobrados para juzgar al senador por prevaricación, pero introduce algunos elementos sorprendentes, como la imputación durante la instrucción en el Supremo del que fuera su profesor de Hacienda Pública, su asesor fiscal y luego su concejal de Hacienda (2003-2007), Guillermo Núñez. El auto revela que fue el mismísimo Zerolo el que pidió que declarara ante el juez su profesor preferido, y aunque la petición fue que depusiera en calidad de testigo, el mismo escrito de petición indujo al fiscal a solicitar al juez que lo llamara como imputado. Y en tal condición se ha quedado para, con toda probabilidad, sentarse en el banquillo como acusado cuando se fije el día y la hora del juicio. El otro imputado parece tener también todos los boletos desde el principio. Joaquín Castro es un zerolista convencido y en su declaración ante Varela parece descargar toda responsabilidad al alcalde para asumirla él y, como mucho su concejal, Guillermo Núñez. Si estas triquiñuelas de última hora pudieran considerarse un presagio, no se sorprendan de lo que puede estar haciendo el senador Zerolo en la otra causa que tiene abierta en el Supremo, la del caso Las Teresitas. Al fin y al cabo cualquier imputado tiene derecho a ejercer su defensa con la estrategia que considere pertinente. Caiga quien caiga. Si no, a ver pedido susto.

A Miguel Zerolo le tocó un magistrado instructor verdaderamente duro en la causa que contra él se sigue en el Supremo por el caso García Cabrera. Luciano Varela, que así se llama su señoría, es el mismo que tramitó aquella causa penal contra Baltasar Garzón por las escuchas ilegales a los imputados de la trama Gürtel, lo que a la postre acabó con la carrera del emblemático juez de la Audiencia Nacional. El auto de finalización de la instrucción, conocido este viernes, aparece cargado de motivos suficientes para sentar en el banquillo al ex alcalde de Santa Cruz de Tenerife por las obras que se realizaron en el antiguo instituto García Cabrera, de Ofra, para instalar allí unas oficinas municipales sin concurso y sin la menor observancia de las leyes de contratación españolas. Por los argumentos expuestos, Luciano Varela da por sentado que hay indicios sobrados para juzgar al senador por prevaricación, pero introduce algunos elementos sorprendentes, como la imputación durante la instrucción en el Supremo del que fuera su profesor de Hacienda Pública, su asesor fiscal y luego su concejal de Hacienda (2003-2007), Guillermo Núñez. El auto revela que fue el mismísimo Zerolo el que pidió que declarara ante el juez su profesor preferido, y aunque la petición fue que depusiera en calidad de testigo, el mismo escrito de petición indujo al fiscal a solicitar al juez que lo llamara como imputado. Y en tal condición se ha quedado para, con toda probabilidad, sentarse en el banquillo como acusado cuando se fije el día y la hora del juicio. El otro imputado parece tener también todos los boletos desde el principio. Joaquín Castro es un zerolista convencido y en su declaración ante Varela parece descargar toda responsabilidad al alcalde para asumirla él y, como mucho su concejal, Guillermo Núñez. Si estas triquiñuelas de última hora pudieran considerarse un presagio, no se sorprendan de lo que puede estar haciendo el senador Zerolo en la otra causa que tiene abierta en el Supremo, la del caso Las Teresitas. Al fin y al cabo cualquier imputado tiene derecho a ejercer su defensa con la estrategia que considere pertinente. Caiga quien caiga. Si no, a ver pedido susto.