El Cabildo de Gran Canaria ha acometido una serie de actuaciones en el Bien de Interés Cultural de la Zona Arqueológica de la Mesa de Acusa, en Artenara, destinadas, por un lado, al saneamiento con derrumbes controlados en partes inestables del solapón o voladizo rocoso de Acusa Seca y, por otro, a la instalación de un sensor de humedad y temperatura en el Granero del Álamo, con lo que ya se elevan a 16 las estaciones de medición en una decena de enclaves patrimoniales del Paisaje Cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria.
Así lo ha explicado la corporación insular, que explica que esta intervención en uno los “mayores y más espectaculares asentamientos trogloditas” de los aborígenes en Gran Canaria ha sido llevada a cabo por el Instituto Insular para la Gestión Integrada del Patrimonio Mundial y la Reserva de Biosfera de Gran Canaria (IPMRB). Este ente, dependiente de la Consejería de Presidencia y Movilidad Sostenible del Cabildo, está dirigido por Teodoro Sosa y fue creado para la gestión integrada de ambas figuras en la isla en 2020 siguiendo las recomendaciones de la UNESCO para las zonas donde coinciden dos o más figuras de este reconocimiento internacional.
El Cabildo detalla que ha realizado una serie de desprendimientos controlados en zonas que presentaban “signos evidentes de inestabilidad” en la superficie de la inmensa visera rocosa que alberga al poblado troglodita de Acusa Seca, al objeto de garantizar tanto la seguridad de las personas que transitan por el sendero aledaño como la propia conservación de este Bien de Interés Cultural, tareas encargadas a la empresa Ring Canarias.
Asimismo, con el asesoramiento en trabajos verticales de índole patrimonial de la empresa Tagorock, se ha instalado un sensor de humedad y temperatura en el enclave del Granero del Álamo, también en Acusa, para la monitorización constante de las condiciones ambientales de este importante granero prehispánico, paso previo a la evaluación, definición y puesta en marcha de posibles actuaciones que garanticen su conservación.
El estudio de las condiciones ambientales y el análisis de las oscilaciones de los distintos parámetros, en especial en un contexto de cambio climático, resultan fundamentales, incide el Cabildo, a la hora de elaborar estrategias de conservación y adoptar las medidas preventivas que se estimen oportunas. Al igual que en las otras quince estaciones, el IPMRB instalará próximamente inclinómetros y sismógrafos para la medición de la estabilidad geofísica de Acusa.
Con esta intervención ascienden a 16 los enclaves patrimoniales del Paisaje Cultural cuyas condiciones ambientales y de estabilidad geofísica están siendo constantemente monitorizadas por el IPMRB, una red que seguirá ampliándose a lo largo de 2024.
En la actualidad, están monitorizadas las cuevas número 6 y 7 del yacimiento de Risco Caído, así como la zona exterior, las Cueva de La Paja, Cueva Candiles, Cumbre de Moriscos, cuatro puntos de Cuevas del Caballero, Cumbre de Moriscos, Cueva de la Candelaria, Corrales de Acusa, Cuevas del Rey, Berbique y el citado Granero del Álamo.
Además, está previsto que en 2024 se formalice un convenio de investigación con el Departamento de Física de la Universidad de La Laguna para la recogida e interpretación de datos de dicha red. Esta colaboración académica se sumará a la establecida con la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria para el proyecto de investigación Origen y evolución del poblamiento humano dentro del ámbito del paisaje cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria, dotado con 180.000 euros para el trienio 2022-2024.
Monumento geológico y asentamiento al borde de los escarpes
La Mesa de Acusa, que en sí mismo constituye un impresionante monumento geológico, acoge uno de los más significativos enclaves trogloditas de la antigua población canaria en la isla. Este llamativo asentamiento bordea los escarpes de la gran llanura fértil en la que culmina la meseta.
Los poblados se excavaban en lugares estratégicos, pero preferentemente en la base de los escarpes. Los graneros colectivos ocupan las partes más inaccesibles del acantilado, y algunos eran ciertamente inexpugnables, como el del Álamo, el más fortificado de los que se han conservado en Gran Canaria. También las cuevas de habitación en ocasiones están provistas de un silo en su interior.
También se han localizado cuevas utilizadas como lugar de enterramiento. Estas suelen estar situadas en lugares apartados de los poblados, en los andenes superiores en zonas aisladas o próximas a los graneros. En Acusa se han encontrado restos momificados de hombres y mujeres adultos, a los que no se les extrajeron las vísceras, y que aparecieron envueltos en pieles de cabra y esteras de junco.
Destaca en este amplio complejo la Cueva de las Estrellas, oquedad artificial que despliega una decoración a base de un punteado blanco sobre fondo oscuro que asemeja la visión de un cielo estrellado.
Acusa Verde, Acusa Seca, Los Corrales, El Álamo, La Candelaria, El Hornillo, Fortamaga y El Vedado del Tablón son los nombres actuales de los distintos barrios trogloditas que hoy se reconocen en Acusa. Muchos están ya despoblados, pero conviene señalar que hasta el siglo XVIII, Acusa tuvo más habitantes que el propio pueblo de Artenara, cabeza del municipio. Acusa se convierte así en un ejemplo paradigmático de la continuidad del hábitat troglodita prehispánico desde la conquista hasta el presente.