La temperatura de los mares bate récords históricos: el pasado 8 de abril se registró a nivel global el valor más cálido en un día, 21 grados de media, desde que se obtienen registros hace aproximadamente 45 años.
En España, 2022 superó la marca histórica de temperatura más alta registrada en los mares y costas que rodean la Península, Ceuta, Melilla y los archipiélagos de Canarias y Baleares, al detectarse una anomalía de 0,7 grados más de media con respecto a la media del periodo 2010-2020.
Con estos datos, hablamos del calentamiento marino como una de las muchas consecuencias provocadas por el cambio climático y que afecta ya a todos las aguas del mundo sin excepción, por lo que Canarias no es ajena a ello. En consecuencia, produce alteraciones en la biodiversidad y en los ecosistemas, haciendo desaparecer algunas especies y provocando la llegada de otras nuevas.
Para entender cómo este fenómeno afecta a la biodiversidad de los mares, hay que tener en cuenta que al mismo tiempo influyen a la vez infinidad de factores, ya sean originados por la propia actividad natural del planeta o por la mano del hombre.
Según explica a este periódico Aridane González, profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y presidente del Comité Científico para el Cambio Climático del Gobierno de Canarias, el calentamiento marino, unido a otros ingredientes de carácter humano, está teniendo un “impacto severo” en la biodiversidad de Canarias.
En concreto, ha sido uno de los factores causantes de la regresión de la cystoseira, también llamada alga parda “que llena la orilla cuando hay mala mar”, que ha pérdida más del 90% del área que ocupaban hace 30 años.
“Todos los organismos vivos tienen un rango de temperatura optimo para desarrollarse y vivir. Si está fuera de ese rango, lo que ocurre es que se adaptan o sufren regresión o se van a otro sitio. Esto también posibilita que vengan otros organismos”, explica González.
La segunda parte de esta película es, precisamente, la aparición de nuevas especies en Canarias que anteriormente llegaban de una zona más tropical, “pero que al llegar aquí no proliferaban”. En cambio, “ahora algunas sí proliferan”. Esto, para Aridane González, abre la puerta a “la aparición de especies que pueden ser interesantes, pero otras no”.
En su opinión, uno de los casos ejemplifica este hecho fue la llegada en 2019 de numerosos peces globo en El Hierro. Además, añade que a nivel oceánico, los cambios bruscos tienen “consecuencias bastante abruptas” y “un impacto directo en la biodiversidad y la calidad de nuestros ecosistemas”.
“El calentamiento marino es una gota más que ya echas en la sopa, que ya está mal”
La sobrepesca es otro de los factores humanos que también afectan a la biodiversidad en las Islas, especialmente las zonas costeras. “Posiblemente, el principal impacto que tenemos en las costas canarias es la sobreexplotación de recursos”, afirma Fernando Tuya, profesor de la ULPGC.
El ecosistema marino, explica, está “muy erosionado” por diversas actividades humanas, que ya han provocado regresiones como la de los sebadales canarios, y que son independientes de que la temperatura del agua aumente o disminuya, pero en cuanto se produce “cualquier pequeño impacto” de este tipo “se note mucho más”.
Según Fernando Tuya, existen muchas evidencias científicas del “efecto persuasivo que tiene la sobreexplotación de recursos en Canarias”, por lo que principalmente desde las instituciones canarias habría que poner especial foco en esto y no tanto en saber cuál es el efecto del calentamiento global en nuestra biodiversidad marina.
Aunque, por supuesto, considera que el aumento de la temperatura de los mares es un factor que ya está presente y que “es una gota más que ya echas en la sopa, que ya está mal”.
¿Cuáles son los posibles escenarios futuros?
Aridane González vaticina que la temperatura del mar “seguirá aumentando” porque la emisión de gases invernadero va en esa línea. Por lo tanto, el calentamiento tendrán un mayor impacto en las comunidades marinas, pero también otros factores críticos, como la acidificación del océano, es decir, un fenómeno relacionado con el cambio climático que hace que los mares se vuelvan más ácidos como consecuencia de la absorción continuada del carbono presente en la atmósfera.
La percepción de Fernando Tuya es un tanto diferente, dado que augura que la tendencia de la temperatura “no la vamos a revertir” y que lo importante es “lo bien o mal que seamos capaces de gestionar esos impactos”. El profesor de la ULPGC pone de ejemplo la gestión en relación a los vertidos marinos, la cual ha sido adecuada en las dos últimas décadas, causando un menor impacto en la biodiversidad y los ecosistemas.
En este sentido, pide tomar medidas para gestionar mejor los impactos de índole local, como la ya mencionada sobreexplotación de los recursos, lo cual tendría un efecto positivo en el entorno.