Como se suele decir en la comunicación vulgar o de la calle, y sin duda se entiende muy bien su significado: “A peor, la mejoría”. Canarias logra en el año 2022, el más reciente con datos oficiales (los servidos este martes por el Instituto Nacional de Estadística -INE- en su trabajo Estadística sobre recogida y tratamiento de residuos), un suspenso claro o muy claro, por no decir un muy deficiente, en la gestión de sus residuos urbanos (los conocidos como residuos sólidos urbanos -RSU-, que son los gestionados a través de servicios municipales o mancomunados; o sea, la recogida y el traslado posterior a los complejos ambientales de los residuos con origen en hogares, comercios, restaurantes y bares, industrias, hostelería y otras actividades).
Y esto es así porque las islas, de 2021 a 2022, en solo un año, en vez de mejorar en ese capítulo lo que han hecho, y con nitidez, es retroceder: ir al revés de la tendencia razonable en las sociedades más desarrolladas; esto es, ampliar el porcentaje sobre el total de los residuos que se recogen mezclados, los extraídos del contenedor gris (basura en masa), en detrimento de los separados, los depositados en los contenedores de colores amarillo (plásticos y envases), azul (papeles y cartón), verde (vidrio) y marrón (materia orgánica).
El archipiélago vuelve a desconcertar en una actividad que es clave para la mejora progresiva de la sostenibilidad ambiental y además se considera un objetivo central en la Agenda Canaria 2030. Y eso esta vez lo consigue con registros muy negativos en una tarea de gestión pública de extrema sensibilidad e importancia, mucho más en espacios insulares y mucho más en territorios con extrema dependencia del turismo (habrá más de 17 millones de visitantes este 2024).
En 2022, el último año con registros oficiales, las islas gestionan un total de RSU de 1,3 millones de toneladas, cantidad anual de la que solo el 15% (el 22,6% de media para el país) se recoge por separado; o sea, los RSU previamente depositados en contenedores destinados a residuos que luego son reciclados o reutilizados, bien en los complejos ambientales, bien por gestores autorizados. Ese 15% representa algo más de la suma de los valores relativos para lo recogido en los contenedores amarillo, azul y verde, con el 3,8% del total (1,3 millones de toneladas) en el primer caso, luego el 3,1% y el 3,5%, más un resto, hasta completar el 15% señalado, para otros residuos que también se diferencian en la recogida.
Así las cosas, en el año 2022 (con recuperación del turismo en el segundo semestre) Canarias consiguió lo que debe parecer impensable y es, sin duda, muy insostenible ambientalmente: su recogida total de residuos urbanos correspondió en el 85% (el 77,4% de promedio nacional, 7,6 puntos relativos menos) del total a basura en masa, la que no se separa previamente y, por lo tanto, se deposita mezclada.
Este dato es muy malo en general, aunque quizá lo peor sea que en 2021 (con covid y solo un turismo que fue testimonial), un año antes de ese último registro anual, el de 2022, la tarea de separación de residuos se hacía mejor, con lo que está claro que, en vez de avanzar, en Canarias se ha retrocedido. Y en esto tiene poco que ver la reactivación del turismo de un año a otro, aunque sí, obvio, en las toneladas totales y por habitante de RSU por ejercicio anual, sobre todo porque los residuos recogidos por persona se calculan según la población residente.
Según la misma fuente de análisis, el INE; en 2021 el archipiélago generó un total de 1,2 millones de toneladas de RSU, con el 82% de basura mezclada y el resto, el 18%, de residuos previamente separados y depositados en los contenedores adecuados. Son datos mucho mejores.
Canarias pasó a ser en 2022 la segunda comunidad autónoma de España con recogida más alta de residuos por habitante (según población residente a 1 de julio de 2022), con 573 kilos al año, mientras que en 2021 ocupaba el tercer lugar, con algo menos: 549 kilos (según población residente a 1 de julio de 2021).
En el año 2022, Baleares encabeza ese ranking, seguida de Canarias, Andalucía y Comunidad Valenciana, todas regiones con gran importancia del turismo (un factor que añade kilos de residuos por habitante, al tratarse de población flotante); en cambio, en 2021 la secuencia de peor a mejor fue otra, con Baleares, que repite en ese primer puesto, seguida de Murcia, Canarias, Andalucía y Comunidad Valenciana.
La región que más turismo recibe en España, en términos absolutos, Cataluña, tiene, y no debe ser por casualidad, uno de los registros más decentes en las clasificaciones de esos dos años, siempre por debajo de la media nacional.
Balance a escala nacional y según otros parámetros
En todo el país, las empresas gestoras de residuos urbanos recogieron 23 millones de toneladas de residuos en 2022, el 0,8% más que el año anterior. De ese total, 17,8 millones correspondieron a residuos mezclados (el 77,4%, 7,6 puntos porcentuales menos que el dato de Canarias, el 85%) y 5,2 millones a residuos de recogida separada.
Además, de esos datos globales 374 kilogramos por persona (habitante) y año fueron residuos mezclados y 108 kilogramos separados. Entre estos últimos, se recogieron 31,3 kilogramos de papel y cartón por residente en el país, 30,7 de residuos de animales y vegetales, y 19,6 de vidrio.
En lo que concierne a las comunidades autónomas que más residuos urbanos recogieron durante el año 2022, hay que decir que estas fueron Andalucía (4,8 millones de toneladas), Cataluña (3,5 millones), Comunidad de Madrid (2,8 millones), Comunidad Valenciana (2,7) y Canarias (1,3). Ahora bien, según tipos de recogida, en Cataluña se obtuvo la mayor cantidad de papel y cartón (394,100 toneladas), de envases mixtos (201,1) y de vidrio (199,8).