Los pellets o granza han saltado a los titulares desde el pasado mes de diciembre después de cubrir las costas de A Coruña de cientos de millones de toneladas de plástico de color blanco del tamaño de granos de arroz. Estos pellets son utilizados como materia prima para la fabricación de objetos de plástico y suelen presentar una forma esférica de aproximadamente 5 milímetros de diámetro, de color blanco o transparente, aunque pueden ser de diferentes colores.
Estos pellets llegan al mar a través de contenedores que caen al mar, como ha sido el caso de A Coruña el pasado 8 de diciembre, o a través de pérdidas en las industrias. Pueden ser de diferentes polímeros, fundamentalmente, polietileno (PE) o polipropileno (PP), que son los plásticos más frecuentemente utilizados en la industria.
Diversos estudios realizados en el archipiélago canario ya planteaban desde hace casi diez años que estos millones de plásticos diminutos son un problema medioambiental grave. En un muestreo de microplásticos realizado en 2015 en la Playa de Famara, en Lanzarote, por el Grupo de Ecofisiología de Organismos Marinos (EOMAR) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, se halló que más del 40% de la muestra estaba formada por pellets y, tras ser analizados, se encontraron 80 tipos de contaminantes asociados, entre ellos pesticidas, retardantes de llamas y filtros UV.
El peligro para los organismos marinos es, por una parte, el daño físico que puede provocar su ingestión, y por otro, el daño causado por los contaminantes químicos asociados. En experimentos posteriores realizados en peces alimentados con pienso y un 10% de microplásticos y pellets de las playas, y que tenían contaminantes químicos asociados, se constató que esos contaminantes químicos pasan al hígado del animal.
Alicia Herrera, investigadora del grupo EOMAR de la ULPGC explica a este periódico lo importante que es “retirar rápidamente los pellets de la costa antes de que se mezclen con algas y arena, lo que hace más difícil su colecta”. La investigadora asegura que es “fundamental” disponer de toda la información acerca de estos productos; qué tipo de plástico es, si los pellets contienen aditivos y si en la ficha técnica figura algún tipo de especificación al respecto. Herrera recalca el grave problema que supone para los ecosistemas la contaminación por plásticos y un problema para los organismos marinos.
Este miércoles, un mensaje del Gobierno de Canarias informaba de la presencia de pequeñas cantidades de este plástico en las costas de Bajamar, en Tenerife. El origen, según ha podido confirmar esta redacción, ha sido el vertido de un barco en Portugal y, en principio, no tiene relación con el vertido de Galicia. El Ejecutivo autonómico, de acuerdo con el Plan Territorial de Protección Civil de Canarias, ha activado la prealerta, tal y. como ha confirmado a esta redacción. Además, han instado a ''estar atentos por la llegada de estas sustancias contaminantes'' a las costas del Archipiélago.
“Todos los años se pierden contenedores en el Atlántico”
Cada año, ininterrumpidamente, se producen 400 millones de toneladas de plástico y se estima que de ellas se vierten entre ocho y doce millones de esas toneladas de plástico al mar.
Para Daura Vega Moreno, coordinadora del grupo OpenPLAS y profesora de la ULPGC, el vertido de A Coruña, en relación a los que soporta cada año el Océano Atlántico, ha servido para que los españoles vean de cerca los efectos de nuestra huella contaminente humana y el problema que los plásticos están suponiendo para los océanos. “Es un vertido de 26 toneladas que no representa una cantidad enorme desde el punto de vista ambiental, pero sí debemos destacar que no es un vertido puntual”. La investigadora asegura que estas situaciones se dan con frecuencia, ya que “todos los años se pierden contenedores en el Atántico y esa es la principal problemática”. El plástico tiene contaminantes en su composición propia y tiene diferentes tipos de aditivos minoritarios que, a día de hoy, no se conocen, en concreto, los del reciente vertido de A Coruña, “pero frecuentemente suelen ser estalatos, suelen ser el Bisfenol A (BPA), muy frecuentes aditivos en los plásticos”. La doctora señala que cuando el plástico permanece mucho tiempo en el medio, como observamos en Canarias pellets que tienen cinco, diez y hasta veinte años de antigüedad; veinte años dando vueltas por el Atlántico hasta llegar a nuestras costas, se adhieren sobre esas superficies diferentes contaminantes que pueden ser hidrocarburos o pesticidas “que hacen de vehículo de la contaminación”.
La investigadora asegura que el plástico es omnipresente, pero que los humanos estamos ingiriendo actualmente más plástico por inhalación que por alimentación. En el caso humano, respecto a lo que procede del medio marino, “nosotros tenemos la costumbre general de limpiar el pescado antes de ingerirlo y, por lo tanto, el humano es el que menos está sufriendo por esto”. Pero desde el punto de vista del ecosistema sí que el impacto es mayor que el que reciben las personas, porque, por ejemplo, “una orca no puede limpiar el pescado que come. El animal grande no limpia al animal pequeño, de modo que está ingiriendo todo el contenido que este porte y en el que se observa plástico. En el caso de los cetáceos, que abren la boca para filtrar el contenido de lo que ingieren, como es el caso de las ballenas como por ejemplo para comer krill, ahí van a arrastrar todo, es un colador enorme, biológico”.
Para Vega, es de vital importancia que ante culquier tipo de vertidos se actúe con la máxima velocidad posible: “Cada minuto cuenta”, afirma. “Cualquier vertido en el medio, especialmente aquellos que no son miscibles; aquellos productos que no se disuelven en agua, propiedad que comparten los hidrocarburos con los pellets. ”De manera que cuánto más rápido se actúe menos se dispersará el contaminante y porque cuanto más disperso, mucho más difícil de limpiar. Cuando pasan los días, el rango de aplicación en el caso de tener que hacer una limpieza es mayor. Evidentemente el área de acción será mucho menor el primer día que tras los 32 que llevamos en A Coruña“.
Los humanos llevan 200 años usando el carbón de forma intensiva y tan solo 70 conviviendo con el plástico, esto no es nada desde el punto de vista de la vida del planeta y en 200 años el cambio ha sido “muy abrupto”. Parece que cada día la naturaleza y el entorno nos envían mensajes pidiendo socorro y por ahora la aportación del sapiens está siendo un pisotón rápido, violento y sucio.