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Cruising viral: un estudio sobre los efectos ecológicos del sexo casual en Maspalomas da la vuelta al mundo a través de los medios de comunicación

De Nueva Zelanda a Argentina; de Londres al Yucatán pasando por Nueva York o Noruega. Hace algunas semanas se conocía un estudio firmado por un equipo de investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en el que se identificaban 298 puntos en los que se practica el sexo de manera habitual en las Dunas de Maspalomas. Este ‘paper’ científico (publicado en la prestigiosa revista científica Journal of Environmental Management) no sólo mapea el fenómeno del cruising (crucero en inglés) en la reserva natural; también pone de manifiesto los efectos negativos que esta actividad en un ecosistema muy frágil. La noticia, que adelantó Canarias Ahora, se ha viralizado de manera imparable y ha aparecido en cabeceras y reportajes de televisión de todo el mundo. Desde medios de comunicación tradicionales de la talla de CNN, dónde se pone de manifiesto que Los “turistas que tienen sexo en las dunas están arruinando la reserva natural de Maspalomas en España” (con artículo principal en inglés), a publicaciones de divulgación científica de la talla de National Geographic, que alerta que el turismo sexual está acabando con Maspalomas. La nómina de cabeceras que se han hecho eco de la noticia es amplísima. Y también llega a verdaderos mitos del periodismo mundial como el show norteamericano Saturday Nigth Live. Las audiencias potenciales son millonarias.

El sexo descontrolado en las duna arruina una importante playa, asegura Clarín desde Buenos Aires;  la agencia rusa Sputnik señala que el sexo furtivo al aire libre daña cada vez más el ecosistema; El diario neozelandés NZ Herald pone el acento en la advertencia de la comunidad científica acerca de los efectos del cruising (Scientists warn sex tourists cruising on Canary Islands dunes) y  la prestigiosa Newsweek  alerta que la ingesta de preservativos está matando a lagartos gigantes de Gran Canaria, una de las joyas de la fauna endémica de la isla. Euronews –Bélgica-;  Dagbladet –Noruega-; Slate –Francia-; Novinky –República Checa-; mi20minuti –Italia-; La República (Perú)…

La lista es interminable y en todos los casos, con nula, mayor o menor dosis de amarillismo coinciden en el diagnóstico. El cruising está causando un daño importante en el ecosistema dunar. Esta actividad pone en riesgo el paisaje estrella del sur de Gran Canaria. El Heraldo de México, por ejemplo, incide en que la construcción de los puntos sexuales (a los que nombra como “niditos de amor”), “destroza la vegetación del lugar, afectando a ocho especies de plantas nativas, tres de ellas endémicas”. El diario mexicano también pone el acento en la gran cantidad de residuos que se apareja a este tipo de prácticas: “los más representativos son colillas de cigarrillos, vegetación desgarrada/cortada, papel higiénico y toallitas, condones, cáscaras de frutas, latas y heces”, señala el texto. Por su parte, en The New York Post ironizan con que “practicar sexo con un extraño en una playa española puede resultar romántico” pero que los científicos advierten que este tipo de prácticas “destruyen los frágiles hábitats de las dunas de arena”. Así mismo, este medio estadounidense asegura que los investigadores “esperan, en última instancia, que sus hallazgos impulsen una mejor gestión de los recursos naturales y la educación sobre el impacto ambiental del cruising en las dunas”.

Gran Canaria como destino de ‘turismo sexual’

Uno de los aspectos aparejados a la viralización internacional de este tipo de contenidos es la identificación del sur de Gran Canaria como un destino de turismo sexual. “Turistas locos por el sexo”, titula el articulista Ben Cost en New York Post. El diario británico Daily Mail, segundo en número de lectores en todo el Reino Unido advierte que “los científicos dicen que los veraneantes británicos deben dejar de tener sexo con extraños en las dunas de Gran Canaria porque están dañando plantas y arbustos” y reconoce que Maspalomas “es uno de los mayores tesoros naturales del país”. El artículo, que cuenta con más de 500 comentarios y ha sido compartida 171 veces, asegura que “mucha gente viaja hasta la isla canaria para tener sexo ilícito al aire libre” y habla abiertamente de la playa sureña como un destino de turismo sexual. También pone en valor que “desde 2018, las autoridades locales están trabajando para proteger de manera más efectiva las dunas”. “Sol, surf, arena, mar... y sexo en público con desconocidos. Estas cinco eses son una parte fundamental del turismo en las Islas Canarias, un archipiélago español al oeste de Marruecos. Por desgracia, lo que es divertido para los humanos puede ser malo para la fauna”, describe el diario científico The Conservation, que cuenta entre sus socios a más de una treintena de universidades norteamericanas. Este artículo es una de las fuentes más importantes que replican una y otra vez medios de comunicación de todo el mundo.

Otras cabeceras hablan abiertamente de “sexo salvaje” y, como el portal Milenio, que se edita en los Estados Unidos, aseguran que “en Gran Canaria (…) hay una amplia oferta de turismo sexual” citando a un tabloide nacional. “Ahora Maspalomas está en una disyuntiva, porque si bien la derrama económica del turismo puede ser sumamente importante, es un hecho que uno de los principales espacios naturales que tiene el lugar hoy está en peligro, principalmente por la llegada y actitud desproporcionada contra el medio ambiente de las personas”, culmina esta publicación norteamericana. Los textos se replican una y otra vez pasando de medio en medio en una proporción que es imposible recoger. El eco de esta noticia se ha esparcido por todo el mundo dejando mal parada Gran Canaria, en general, y Maspalomas, en particular. Tal como señaló Canarias Ahora, los científicos que elaboraron el estudio ponen de manifiesto que, por primera vez desde que apareció este fenómeno en la isla, el Cabildo insular se ha puesto manos a la obra para terminar con esta práctica que pone en riesgo las Dunas.