El clima está cambiando, y esto le pesa más a las especies que a los negacionistas y eso hace que los científicos, apicultores y agricultores estén muy atentos a los cambios que experimenta la naturaleza a nuestro alrededor. Es evidente que el cambio climático está afectando principalmente a las especies y sus hábitats, algo tan visible en Canarias, donde los ecosistemas se han comportado durante miles de años como equilibrios complejos perfectamente adaptados a la insularidad y una climatología subtropical. El aumento de las temperaturas y la sequía están cambiando también el paisaje de islas como Gran Canaria que va viendo acorraladas sus zonas verdes hacia el interior. Pero, ¿tendrá la isla que decir adiós a aquella estampa que en enero vista desde el aire parecía una alfombra de flores rosas y blancas por el estallido del almendrero?
Los almendros, o almendreros como les llaman en Canarias quienes mejor les conocen por uno de tantos préstamos tomados del portugués, son plantas criófilas; que necesitan, como muchos otros árboles frutales, acumular un número determinado de horas de frío para poder reproducirse. Esta temperatura debe oscilar entre los 0 y los 7 grados, y cuando se dan, la especie interrumpe su hibernación y estalla a la vida en forma a de flores.
El almendrero es, por decirlo de alguna forma, el árbol que inaugura la primavera, y a este evento de la naturaleza se dedican fiestas en los municipios de Tejeda y Valsequillo (Gran Canaria) y en Puntagorda (La Palma). Se trata del primer frutal caducifolio en completar este ciclo porque requiere de muy pocas horas de frío para salir adelante (entre 100 y 500), pero esas horas de frío necesarias para estimular el ciclo de vida del almendrero no se están dando este año. En la isla de Gran Canaria, que sufrió olas de calor hasta bien entrado el mes de octubre, los almendreros no han tenido tiempo (ni forma) de florecer.
“Vamos a estar atentos, pero no alarmados”
Para Antonio Quesada, licenciado en Biología y vocal de la Asociación de Apicultores de Gran Canaria (Apigranca), la naturaleza tiene sus propios ritmos: “Es evidente que estamos sufriendo los efectos del cambio climático, pero también es verdad que la naturaleza no sigue el ritmo del calendario humano y suele suceder de manera cíclica que la floración de algunas plantas puede retrasarse en algunos años, por motivos diferentes y en una situación natural”, asegura. “Por lo tanto, yo no hablaría de lanzar señales de alarma sino señales de preocupación”. Para Quesada, es normal que estemos atentos a si se retrasa este año o no la floración del almendrero porque puede ser un indicador de cómo se van a comportar el resto de especies en su proceso de floración. “Hemos tenido un otoño muy cálido donde no se han acumulado las horas de frío necesarias. Si esto fuera una situación que aconteciera año tras año, debería ser motivo de preocupación, pero porque se produzca un año o dos no debemos alarmarnos, sino ver los acontecimientos en series temporales más amplias”.
Quesada cuenta a este periódico cómo podría afectar a la planta si se retrasa la floración. “La flor puede ser víctima de épocas de calor y no cuajarían los frutos y afectaría al comportamiento de los polinizadores, que pierden el ritmo”. Y es que, este es el mayor temor de los apicultores este año: la escasez de lluvia, traerá escasez de flores y los insectos nacerán en épocas en que no habrá flores, es decir, sustento.
En Tejeda “este año no ha hecho frío”
El municipio de Tejeda ha legado parte de su identidad a su entorno natural. La fiesta del Almendro en Flor se celebra en el municipio a principios de febrero y da la bienvenida a la primavera en el escenario natural de un espectáculo para todos los sentidos.
Desde este periódico nos hemos puesto en contacto con el concejal de Agricultura del municipio, Javier Perera, que nos ha hablado de su preocupación tras no darse las horas de frío ni las lluvias que necesita el almendrero para florecer: “Tú miras los almendreros y no tienen yemas de flor”. Perera habla de un año inusualmente cálido para Tejeda, donde “las temperaturas eran más extremas”. Perera recuerda cómo hace un par de años, la floración del almendrero se adelantó al mes de diciembre y cuando llegó la fecha de la fiesta, apenas había flores, pero no recuerda un año donde tardasen tanto en dejarse ver. Le preocupa que sea un asunto cada vez más frecuente y una causa evidente de cómo estamos acelerando los procesos de cambio en el clima.