En el futuro hará tanto calor que el turismo canario de sol y playa en verano tiene fecha de caducidad
La crisis climática amenaza al principal motor económico de Canarias, una realidad ampliamente conocida pero a la que a veces le faltan datos para refrendarla. En el futuro, si las emisiones de gases contaminantes continúan ascendiendo, las altas temperaturas y la humedad podrían rebajar el confort térmico de los turistas en los meses estivales y hacer del Archipiélago un destino menos apetecible.
Según una investigación recientemente publicada por el Grupo de Observación de la Tierra y la Atmósfera (GOTA) de la Universidad de La Laguna (ULL), los días de verano en las Islas con un tiempo excelente para el turismo, que suelen ser casi siempre, dejarán de serlo con tanta asiduidad en las próximas décadas por un sencillo motivo: el cambio climático.
Los expertos han analizado varios índices turísticos obtenidos a partir de distintas variables, como el confort térmico, la nubosidad, la precipitación y la velocidad del viento, y han proyectado el devenir del Archipiélago en base a dos hipotéticos escenarios climáticos: uno más catastrofista (RCP8.5) y otro menos (RCP4.5), en el que se consiga cierta neutralidad. Los dos han sido realizados en base a predicciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas (ONU).
En ambos casos, se ha empleado como periodo de referencia el tiempo transcurrido entre 1980 y 2009 y se ha regionalizado con gran precisión el impacto, para que las diferencias entre una localización como el Teide, a más de 3.000 metros de altura, y un municipio turístico como Arona, a pie de playa, estén bien representadas.
Qué es un índice turístico
Un índice de este estilo, como puede ser el de Clima Turístico (TCI), se expresa en una escala del 0 al 100. 0 sería muy malo para el sector y 100 muy bueno. Un TCI ideal, por encima de 90, exige que la temperatura se encuentre entre los 20 y 27 grados, la precipitación media mensual sea inferior a 15 litros por metro cuadrado y la velocidad del viento esté por debajo de los 2,88 kilómetros por hora. Un TCI excelente se obtiene a partir de 80.
A pesar de la incertidumbre que puedan generar, los índices turísticos han mostrado una “alta correspondencia”, apuntan los autores del estudio, con el número de pernoctaciones en los distintos destinos. Por eso se han utilizado como base de la publicación, titulada Impactos previstos del cambio climático en el turismo de las Islas Canarias y difundida en la revista Regional Environmental Change.
En las costas de Canarias, donde se ubican los principales complejos hoteleros, suele haber en torno a 20 días “excelentes” cada mes, llegando a ser 30 en verano, según el índice de clima vacacional de playa (HCIB). Esto explica que la mayoría de los turistas elijan al Archipiélago por el sol y la playa y que las Islas sean un destino sin estacionalidad, con apenas fluctuaciones en su demanda anual.
Posible impacto del cambio climático en el turismo canario
Pero eso podría cambiar a finales de siglo o incluso antes. De hecho, el Archipiélago perdería competitividad turística en los meses de verano si la tierra se sigue calentando como hasta ahora. Por un lado, porque en lugares como Maspalomas, al sur de Gran Canaria, la rebaja de jornadas “excelentes” en agosto, por ejemplo, sería de hasta 13 días. Y por otro, porque se espera que los índices turísticos de dos de los principales países emisores de visitantes a Canarias, como son Alemania y Reino Unido, mejoren en el futuro.
“Lo que dicen los modelos es que las condiciones climáticas para el sector turístico en las Islas empeorarán en las zonas costeras en verano, pero en el resto del año mejorarán un poco”, sintetiza Judit Carrillo, miembro del grupo GOTA y una de las autoras del artículo. El decrecimiento de días “excepcionales” se sentirá especialmente en el sur de Gran Canaria, Tenerife y Fuerteventura.
Y hay quien pueda pensar, agrega la investigadora de la ULL especializada en Física Aplicada, que esto no es una mala noticia del todo, porque lo perdido en junio, julio y agosto se compensa con el resto del año. Sin embargo, que el mayor flujo de ingresos en la comunidad se vea mermado durante al menos tres meses podría suponer un grave problema. Ya se vio durante la pandemia lo mucho que sufrieron las arcas canarias por algo similar. Tal y como recuerda el estudio, el 40% del empleo canario es dependiente del turismo, una industria que contribuye en un 35% al Producto Interior Bruto (PIB).
“Si tienes toda la infraestructura hotelera donde nos están diciendo los modelos que van a ser las zonas menos confortables en verano, pues tienes que hacer algo, como plantar árboles o trabajar en el aislamiento térmico”, continúa Carrillo. Otras propuestas podrían ser elementos de sombreado en las calles, morfología que facilite la circulación del aire o zonas verdes con cuerpos de agua. Lo único cierto es que el aumento de la temperatura se traducirá en costes adicionales de climatización.
“No se puede negar el alto nivel de exposición del sector turístico al cambio climático, siendo evidente que los destinos tendrán que adaptarse al mismo”, concluye el trabajo. “A pesar de la baja estacionalidad actual del número de viajeros que llegan a las Islas, la prolongación del periodo cálido, con una extensión hacia la primavera y el otoño, podría implicar, a medio plazo, la modificación de la temporada turística”.
El grupo GOTA de la ULL también ha publicado este año otros dos artículos sobre proyecciones climáticas en Canarias. En el primero de ellos, concluyen que la temporada de riesgo por incendios en las Islas aumentará a finales de siglo, sea cual sea el escenario al que lleguemos. Y en el último, destacan que la crisis climática podría disparar las temperaturas máximas en el Archipiélago cuatro grados por encima de lo habitual.
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