A finales del pasado mes de enero finalizó la campaña de cera del cabildo de Gran Canaria con la entrega de cera laminada a los apicultores.
Se trata de una iniciativa del Cabildo de Gran Canaria, en marcha desde 2017, que supone un ahorro importante para los apicultores y una medida medioambiental al reciclar la cera vieja. La campaña de laminado de cera de abeja para explotaciones apícolas de Gran Canaria tiene por objeto facilitar al apicultor la renovación de la cera de abeja mediante su recogida en bruto, en forma de cerones, su clasificación, su posterior procesado y entrega, una vez laminada.
Tras la buena acogida que tuvo la iniciativa tras su puesta en marcha hace seis años, se aprobó un plan cuatrienal 2020-2023 al que se han adherido las asociaciones ApiGranca y Abecán. Tras diferentes problemas administrativos que no hicieron posible la realización en 2021, se acumuló cera para la campaña de 2022, siendo la cera laminada entregada a los apicultores en enero de 2023. Según datos facilitados a este periódico por la Asociación ApiGranca, en la campaña de 2023 se han recogido 1.726,5 kg de cerones que se entregaron a los apicultores en enero de 2024.
El proceso de reciclado de cera
Los cerones son recogidos por las asociaciones y el Cabildo contrata el traslado y procesado en península. El apicultor abona un precio fijo de 1€/kg de cera laminada y el cabildo paga la diferencia habida con el precio público resultante cada campaña. En la campaña de 2023 el coste para el apicultor ha sido de 1,15€/kg.
Uno de los principales insumos en la apicultura es la cera de abeja. Aunque esta sustancia puede ser producida naturalmente por la abeja en la colmena, la colocación de láminas de cera estampada por parte del apicultor incrementa la producción de miel al ahorrarle un importante gasto energético a las obreras de la colonia.
Tradicionalmente, los apicultores retiran cada año parte de la cera de los panales, fundiéndola y guardándola en bloques de cera o cerones. En ocasiones esos bloques son nuevamente fundidos y laminados a través de métodos tan artesanales como poco viables económicamente. En otras ocasiones, sobre todo en explotaciones de gran número de colmenas, los cerones son transportados a otros puntos de la geografía nacional para ser laminados. En cualquier caso, esta última posibilidad no está al alcance de las pequeñas explotaciones apícolas de Gran Canaria, debido a los costes de transporte que ello supone.
En una isla en la que más del sesenta por ciento de las colmenas pertenecen a explotaciones de reducido tamaño, unido a la inexistencia de industrias cereras, hacen de la renovación de cera un punto débil a tener en cuenta por las instituciones insulares.
Es por lo que el Cabildo de Gran Canaria establece una campaña dirigida a las asociaciones de apicultores con el objeto de hacer acopio de la cera en bruto de los apicultores grancanarios para ser procesada y laminada conjuntamente.