Investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) han estudiado por primera vez la radiactividad natural y la generada por determinados residuos en las arenas intermareales de las playas de la provincia oriental del archipiélago canario.
La investigación ha concluido que esta radiactividad no plantea riesgos para la población. Se trata de un trabajo del Departamento de Física y del Instituto Universitario de Investigación en Estudios Ambientales y Recursos Naturales (i-UNAT) que forma parte de una tesis doctoral.
Para la investigación, que ha determinado por primera vez el nivel de radiactividad presente en las arenas intermareales (las áreas situadas entre el nivel de mar en marea baja y el nivel del mar en marea alta), se analizaron 108 muestras procedentes de 30 playas de Gran Canaria, Fuerteventura, Lanzarote y La Graciosa.
Con estas muestras “se pudo precisar el nivel de concentración de radio (uranio), torio y potasio, confirmando que estaban dentro de los márgenes de seguridad establecidos a nivel internacional”, ha indicado la ULPGC.
“No obstante, llamó la atención de los investigadores el nivel superior de Gran Canaria, que parece estar relacionado con la presencia de sedimentos en sus playas con origen en litologías, cuyos valores de actividad son más altos, e, incluso, no aparecen en el resto de islas estudiadas”, ha añadido.
Los autores de este trabajo de investigación abogan por que se sigan haciendo estudios de este carácter con cierta periodicidad para seguir la evolución de la radiactividad en la costa y detectar posibles aumentos anómalos.
Según exponen, diferentes actividades humanas pueden elevar los niveles de radiactividad medioambiental, sobre todo con las llamadas “industrias NORM” (Naturally Occurring Radioactive Material), que pese a no ser nucleares generan materias primas o residuos enriquecidos con radionúclidos naturales, como son la del fosfato, la del petróleo y el gas, algunas industrias metálicas, o la industria cerámica.
Tanto la cercanía de estas industrias, por ejemplo en el caso de las plataformas petrolíferas que hacen prospecciones 'off-shore' en la costa africana, como el transporte de sus productos, podrían causar vertidos que, aunque no sean detectables a simple vista, aumentarían el nivel de radiactividad en las playas, advierten los expertos.
Por ello, mantienen que el haber establecido los niveles de referencia supone una “herramienta de base muy potente” para localizar incrementos, tanto de radiactividad natural como artificial, y actuar en consecuencia, e incluso para prevenirlos, dada la importancia de Canarias como corredor marítimo.
Además, el trabajo permitirá evaluar el impacto radiológico sobre la biodiversidad de las playas, considerando los niveles de tolerancia a la radiación de la biota presente en estos ecosistemas.
Esta investigación forma parte de la tesis doctoral de Ana del Carmen Arriola, bajo la dirección de Alicia Tejera y Pablo Martel, figurando también como firmantes del artículo que ha recogido los resultados Héctor Alonso, Neus Miquel Armengol y Jesús García Rubiano.
Sus resultados han sido dados a conocer en la revista científica de alto índice de impacto Environmental Pollution.