''¿Es don Adán Martín Menis un corrupto? ¿soy yo una corrupta?''

La ex viceconsejera de Cultura, Dulce Xerach, a propósito de la primera Bienal de Arquitectura, Arte y Paisaje de Canarias, se pregunta en un email remitido desde la Consejería y dirigido a un crítico de arte: “¿Es don Adán Martín Menis un corrupto? ¿soy yo una corrupta?”. Xerach quiso dejar “lo mejor preparada posible la segunda bienal” pero la polémica regresa. Y es que este certamen nació desde un principio marcado por la controversia y la tragedia, lo que ha provocado las dimisiones sucesivas de sus dos directores, Octavio Zaya y Virgilio Gutiérrez, tras la muerte de su primer comisario, Antonio Zaya.

Si la Segunda Bienal, aún sin haberse desarrollado, ya está señalada por las dimisiones de sus responsables y las críticas hacia la política cultural del Gobierno canario, la primera tampoco le fue a la zaga, aunque hasta ahora se había mantenido en un discreto segundo plano y lejos de la algarada política, parlamentaria o cultural.

Sin embargo, sí padeció también una fuerte refriega, aunque en este caso los contendientes fueron otros. Por un lado, la entonces viceconsejera, Dulce Xerach, cuñada de Adán Martín (está casada con su hermano) y miembro de su Gobierno, que fue quien contrató al hoy fallecido Antonio Zaya. Por el otro, el crítico de Arte, Mariano de Santa Ana.

Santa Ana había escrito un artículo crítico contra la I Bienal de Arte de Canarias en el diario El País bajo el titular de “Paisaje y Poder” y como respuesta recibió un email firmado por Dulce Xerach titulado “retrato de Mariano sin paisaje”. El escrito, lleno de ironías y sarcasmos hacia Santa Ana, le acusa de “ignorar cualquier deontología profesional”, practicando la “vulgaridad autosatisfecha” y se lamenta de “cuánto se ha democratizado la materia gris que cualquiera puede ser un intelectualillo”.

Xerach rechaza las críticas a su entonces Gobierno a causa de Granadilla o Tindaya por mezclarlas con la Bienal: “No sé si sería de recibo que se descalificara la Documenta de Kassel por los vertidos industriales en la Selva Negra o la Bienal de Venecia por el deficiente estado de conservación de los canales de la antigua capital de la República Serenísima”. Por último, concluye que “artículos como el de Mariano me estimulan para dejar lo mejor preparada posible la segunda bienal, que a él le encantaría que no existiera”.

Santa Ana solicitó a la Consejería confirmación de que el email procedía de Xerach, calificándolo de “libelo”, y recibe entonces otro mensaje firmado por “Dulce”: “Sé que me estuviste llamando pero es que ayer tuve un día muy duro y ni tiempo de coger el teléfono, y ahora acabo de ver este email. No te creas nada de lo que dicen por ahí”. Pero el crítico de Arte se lo creyó, redactó unas líneas y las colgó en internet, atribuyéndole el “libelo” a Xerach porque “no sólo ha tenido la delicadeza de redactarlo sino el detalle además de echarlo a rodar por la red”.

El crítico le asegura en otro mensaje que “personas que están en condiciones de hacerlo me han confirmado tu autoría”, al tiempo que le reprocha que “no te avergüences ni te desdigas nunca de lo que escribas porque da como mal efecto, no es un rollito muy guay”. Sobre las descalificaciones recibidas, Santa Ana también ironiza: “Aprovecho para desearte una feliz Navidad y un pesebre lleno de figuritas. Por mi parte, te prometo que como te preocupa tanto mi problema de obesidad, como me estuviste diciendo en el viaje y me recuerdas en tu magnífico retrato, este año no me pasaré, mmm, con los turrones”.

Lejos de amainar, Dulce Xerach le replica en otro email con su opinión, “teniendo en cuenta que algunas personas han decidido decir por mí cosas que yo suscribo pero que preferiría haber dicho con otras palabras más amables”. Es entonces cuando, bajo el título de “Prefiero vivir en una Canarias con Bienal”, señala que la crítica que ha leído sobre la Bienal no debería ir en las páginas de Arte sino en “sociedad, especulación, sucesos o página policial, en la que se da cuenta de los desfalcos urbanísticos y especulativos que cubren muchas horas de los programas basura de la TV o de la prensa sensacionalista”. Es por ello que lamenta que se dé la imagen de que “Canarias es un hervidero de corruptos y especuladores o que, modestamente, el Gobierno de Canarias ha tenido el arrojo de montar una bienal sobre la arquitectura, el paisaje y el arte en Canarias”.

“¿Qué somos (desde el Presidente del Gobierno de Canarias, la Viceconsejera de Cultura y a todos los responsables del acontecimiento) unos adversos especuladores que no estamos convencidos de lo que debemos hacer? No lo somos, lo siento por usted que desearía que lo fuéramos para quemarnos en la hoguera” escribe Xerach, que defiende la Bienal como “reflexión decidida sobre la intervención consecuente sobre el paisaje desde la iniciativa institucional”, al tiempo que lanza un interrogante: “¿es don Adán Martín Menis un corrupto, le vuelvo a preguntar? ¿soy yo una corrupta?”. Y concluye: “Construcción frente a destrucción indiscriminada es el dilema. Nosotros (todos los canarios) construimos, a pesar de que algún crítico menesteroso se empecine en hacernos retroceder y perder más tiempo del que ya hemos perdido con impertinencias”.