La ciudad leonesa de Astorga rinde esta semana un tributo al poeta Leopoldo María Panero con la celebración del primer Congreso Internacional sobre el autor que fuera vecino de Las Palmas de Gran Canaria.
La primera cita de este congreso se celebró este jueves en la que fue la vivienda de veraneo de la familia y hoy sede de la Asociación Amigos de la Casa Panero ubicada en el municipio castellano. Medio centenar de personas asistieron a las ponencias que se abrieron con una intervención de Túa Blesa, máximo exponente de la investigación académica sobre la compleja y atractiva poesía de Leopoldo María Panero.
Tras la intervención de Túa Blesa, una primera mesa de comunicaciones, que contó con la participación de jóvenes investigadores en filología hispánica y teoría literaria, abordó la obra de Leopoldo desde una perspectiva hermenéutica, filológica y crítica, poniendo sobre la mesa y analizando conceptos como la escritura y la marranada o el sadismo corporal en la poesía del autor madrileño, la relación de la poesía con la imagen o la metáfora escénica en la poesía del autor.
La complejidad de la poesía de Leopoldo y el rechazo que suscita en algunos lectores no ha impedido el acercamiento de un numeroso grupo de investigadores de todo el mundo y en continuo crecimiento. En palabras de Javier Huerta, director del Congreso y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, “es tal el número de tesis que se están realizando que llega a asustar”.
Gracias a quienes tratan de ahondar en ella y desentrañar el vasto y movedizo terreno en el que se mueve, podemos acercarnos a diferentes lecturas e interpretaciones, descubriendo así la exigencia que requiere aceptar lo que, en un principio y por moverse en códigos ajenos a los nuestros hasta ahora, no aceptamos. La negación de la fealdad, de lo desagradable, de lo fuera de lo normal impuesto en nuestra sociedad ha establecido unos cánones que algunos como Leopoldo María se han negado a aceptar y ponen de manifiesto a través de su obra y en esta caso, también con su vida, que hay otros mundos fuera del que vivimos y están en éste.
La “legalidad” que rige nuestra vida cotidiana excluye de forma sistemática y es precisamente ella, “la realidad” quien se tambalea ante nuestros ojos al grito del poeta a quien no le hizo falta mesa o púlpito para clamar, no verdad alguna, imposición o artificio, sino la crueldad de la que siempre nos supo presos.
Tras la intervención de Túa Blesa, un recorrido por la trayectoria literaria del poeta, narrador y pensador, recuperando uno a uno, algunos de los nombres que conforman el vastísimo arsenal bibliográfico que late tras la obra poética de este “pervertidor” de influencias, dio comienzo la primera mesa de comunicaciones.
Gemma Pimenta expuso durante su intervención que la poesía de Panero pretende promover una forma u otra de pensar y de experienciar la vida, el conocimiento y la propia identidad, reivindicando todas esas partes excluidas de la vida, del pensamiento y de la identidad. Todo aquello que se excluye es lo obsceno, lo abyecto y lo marrano. Una poesía que se ocupa de abordar el ser en su totalidad tiene que abordar tanto lo aceptado como lo no aceptado. No puede haber una poesía viva que no recupere el conjunto de lo que es el ser. Y el conjunto de lo que es el ser implica analizarlo desde la superficie exterior hasta su interior más profundo, y ese interior es visceral. Las vísceras, -explica Pimenta-, incluyen el dolor, las heces y todo aquello que nosotros tratamos de excluir en nuestro día a día. Según Pimenta, lo que hacemos para construirnos como seres completos idénticos a nosotros mismos, necesitamos poner unos límites y lo que queda fuera de esos límites es lo que tratamos de negar.
El acercamiento de Sergio Fernández Martínez al sadismo corporal en la poesía reciente de L.M.P. aportó luz sobre algunos pensamientos que nos ha dejado el autor; sólo la carne no miente o no se trata de perturbar, el cuerpo constituye la fuerza.
La relación de la poesía con la imagen vino de la mano del ponente Javier Domingo, quien analizó el libro objeto El Tarot del inconsciente colectivo, con textos de Leopoldo María Panero e ilustraciones Javier Herrero, al que señaló como caso privilegiado de este fenómeno dada su complejidad semiótica y la variada tipología que pretende.
Sergio Santana Romero nos habló de la metáfora teatral; el que hace y el que ve hacer, uniendo esta idea con la intertextualidad llevada al paroxismo por el autor del poema Mutis, incluido en el libro El que no ve, y calificando el poema de Narciso como el mejor del autor, entre una extensa lista de referencias teatrales a Stringberg o Valle Inclán, en una conferencia que anduvo alrededor de la idea, el yo del alma como un teatro.
J. Benito Fernández, escritor y periodista, autor de la biografía El Contorno del Abismo. Vida y leyenda de Leopoldo María Panero intervino ya por la tarde, leyendo unos fragmentos y arrancando las primeras sonrisas vespertinas con algunas anécdotas. Y agradeció a la corporación local, “sea del color que sea” –aclaró-, su preocupación por la cultura.
La segunda mesa de comunicaciones en la que participaron Daniela Vanessa y Clara Isabel Martínez vino a despejar algunas dudas sobre la prosa, no tan conocida de Leopoldo María Panero. En ella se recordó la importancia de la obra ensayística y narrativa, resaltando la coherencia y organización del discurso en sus relatos, así como el uso de fluidos de conciencia con el que el autor pasa del plano racional al intuitivo, dejando al lector es ascuas y sin respuestas, moviéndose allí donde nunca había querido llegar.
Relatos del libro El Lugar del hijo, fueron analizados dejando a un lado, la oscuridad y la crueldad tan presentes en la obra de Panero, llegando a otras capas de lectura y descubriendo que, a veces tras la puerta habita la luz.
Durante las jornadas de este viernes se espera la presentación de dos libros inéditos de Leopoldo María Panero, además de las conferencias que sigan arrojando luz sobre una obra que podría llevarnos del misterio al conocimiento.