El CAAM completa su muestra expositiva de verano con murmullos del agua y arte que cobra vida con 'Artistas en Residencia'

Gara Santana

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Tras la reciente inauguración de las exposiciones dedicadas a Juan Hidalgo y a los creadores latinoamericanos Carlos Garaicoa y Karlo Ibarra, el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) completa su oferta expositiva de verano con la muestra de los proyectos de dos artistas de Canarias, Adriana Frutos y Gregorio Viera, seleccionados este año en la convocatoria pública del programa anual Artistas en Residencia.

Bajo los títulos Lo que ya no suena, de Adriana Frutos, y Letras, lápices, guitarra eléctrica y otras acumulaciones, de Gregorio Viera, los dos proyectos serán el resultado del trabajo realizado durante su residencia de tres semanas en el CAAM.

El programa Artistas en Residencia es una iniciativa nacida en 2017 que persigue fomentar la creación artística y la actividad investigadora y contribuir a dar visibilidad al trabajo de creadoras y creadores de Canarias. Es un proyecto dirigido a artistas que trabajan en el ámbito de las artes plásticas y visuales, con una trayectoria acreditada de, al menos, cinco años. Esta exposición se lleva a cabo tras el proceso de selección realizado a través de una convocatoria pública.

En el caso de Adriana Frutos, (La Laguna, 2001), el proyecto Lo que ya no suena, se centra en el abandono que sufre una buena parte del patrimonio hidráulico en Gran Canaria. Es una instalación que nace tras un proceso de investigación sobre aspectos como la historia de estas estructuras y los materiales utilizados en su construcción, así como tradiciones y costumbres del campo relacionadas con la agricultura y la reutilización. Con este proyecto pretende poner el foco sobre este patrimonio vinculado a los repartos del agua. “Me gustaría que la obra planteara ciertas cuestiones sobre cómo estamos tratando a nuestros patrimonio en las islas, cómo estamos dejando de lado las zonas rurales, o el saber intergeneracional que ha quedado de lado por la vida moderna y nos impide mirar elementos de nuestro entorno y su importancia”, cuenta la artista tinerfeña a este periódico.

Por su parte, Letras, lápices, guitarra eléctrica y otras acumulaciones es, en propias palabras del artista Gregorio Viera (Santa Cruz de Tenerife, 1971), una obra “autoetnológica”, que partiendo de la propia autobiografía se proyecta al resto del mundo. “Estoy contento con el proceso que he llevado a cabo”, nos cuenta Viera, “era lo que quería conseguir con este proceso de residencia, experimentar e investigar sobre ideas y un proyecto, que no sabes nunca al cien por cien cómo va a quedar hasta que llega este momento”. Se trata de instalación que habla de lo efímero y está conformada por un conjunto de piezas “que surgen desde premisas procesuales de tipo performativo, desde la búsqueda de un ‘presente continuo’ en la construcción, en la convivencia entre los objetos, su apropiación, las técnicas y el artista, y entre este y las distintas capas que conforman una escenografía que pretende situarse entre el terreno de las artes vivas y el espacio expositivo”.

En esta exposición, que es el prefacio de otra presentación que realizará en octubre en la Sala Insular de Teatro de Gran Canaria, los elementos se muestran de manera viva, no solamente estáticos, no solamente expuestos. “Siempre me he movido en esos terrenos fronterizos la acción, lo sonoro o el dibujo y transitar entre las técnicas”.

Las muestras se pueden visitar, hasta el 1 de septiembre, en salas expositivas de la segunda planta de la sede principal de este centro de arte, con entrada libre y gratuita.