La escritora Clara Sánchez (Guadalajara, 1955) ganó el LXVI Premio Nadal, dotado con 18.000 euros, por la novela Lo que esconde tu nombre, en la que Julián, un ex preso del campo de concentración de Mauthausen convertido en 'cazanazis', sigue la pista de uno hasta la costa levantina, donde conoce a una chica que le ayudará en su causa y le planteará el valor del castigo.
En la velada literaria que se organizó en el Hotel Palace de Barcelona también se entregó, como es habitual, el Premi Josep Pla de narrativa en catalán, que en esta XLII edición fue para la periodista y escritora Llucia Ramis (Mallorca, 1977) por Egosurfing, una novela protagonizada por una periodista que critica de forma divertida la egolatría moderna de buscarse y ser buscado en Internet.
Por primera vez no hubo finalista en el Premio Nadal porque así lo determinó en la convocatoria la organizadora, editorial Destino. En 1989 no se concedió ese segundo premio, pero fue el jurado quien lo declaró desierto.
Nazis en Levante
Ha aprendido “muchísimo” sobre la vida escribiendo esta novela, cuyo germen es una noticia en la prensa sobre un matrimonio nazi de avanzada edad que vive “a placer” en la Costa del Sol, donde se refugiaron muchos de ellos tras la Segunda Guerra Mundial. “Se ha hablado muy poco” de estos residentes de pasado turbio, consideró hoy Sánchez.
En este 'thriller literario' en el que aparecen la culpa, el odio y la venganza, pero también la amistad y el amor, con los que “se puede superar cualquier cosa de la vida”.
De la mano de Sandra, la chica embarazada que conoce remótamente la historia de los nazis pero que ayuda en su cometido a Julián, la autora descubrió que “los monstruos que más miedo dan se esconden tras caras muy agradables”. “He aprendido muchísimo sobre la vida” escribiendo esta novela, reveló la autora.
Sandra, que se ven involucrada “por azar” en algo que no comprende cuando empieza a convivir con la pareja de nazis, que camuflada entre hordas de turistas de chancleta y flotador parecen una más, empieza a ver su trasfondo al conocer a Julián, que le despierta la duda sobre la bondad de la pareja.
“Esos nazis me han servido para reflexionar sobre las personas sin escrúpulos” en general, dijo Sánchez, quien dijo estar “maravillada” porque todavía existan personas así y que “nadie se meta con ellas; se está esperando a que se mueran”.
Ser el centro de atención
Ramis, ganadora del Premio Pla 2010 con Egosurfing, explicó que su novela parte de las redes sociales de Internet, que según ella la gente no usa para fijarse en los otros “sino para fijarse en uno mismo” porque de lo que se está pendiente es del feedback que tienen tus palabras y fotografías.
“Cuantos más sistemas de búsqueda tenemos al alcance, más insatisfechos estamos con lo que encontramos y más perdidos estamos”, aseveró, y atribuyó ese afán de protagonismo al deseo de “volver a ser el centro de atención, como cuando éramos pequeños”.
Ese culto al ego se traspasa a la vida real en la novela, que se centra en Barcelona, “una ciudad muy 'egosurfing', porque no puedes perderte, siempre sabes donde estás”, en cuya calle Sant Pere Més Baix cae una bolsa de basura por una ventana y se inicia una persecución entre la que la deja caer -una escritora de libros de autoayuda--, al que le cae encima y una periodista sensacionalista.
Ramis, que avisó que no es autobiográfica, observó que la gente es “más exhibicionista con la gente que conoce por Internet que con nuestra propia familia”, algo que ya se ha traspasado a las calles de la ciudad porque gente que conoces una noche “ya cree que eres su mejor amiga y te hace confesiones. No respetan la frontera a la intimidad”, concluyó.