“Y este ejemplo nunca debenolvidar los burlones que se atrevena hacer de mi nariz chacota y chanza, pues sin dejarlos huir, según mi usanza,les doy, cuando es el chusco caballero,con desprecio la espalda en vez de suela,y por delante, acero”.
Como si del verdadero Cyrano de Bergerac se tratara, dos alumnos de cuarto de la Escuela de Actores de Canarias, bajo la atenta mirada de su profesor, son capaces de poner al personaje el encanto, la madurez, el romanticismo y la seducción que exige el símbolo del amor concebido por Edmund de Rostand.
Esta es sólo una de las tantas obras que a lo largo de más de tres décadas los alumnos la Escuela de Actores de Canarias han representado en sus aulas y encima de más de un escenario.
Hace más de treinta años, fueron muchas las personas que con su amor al arte impulsaron lo que es hoy una realidad, la Escuela de Actores de Canarias. La trayectoria del centro, Medalla de Oro de Canarias, es una de las historias que componen el desarrollo del teatro en las Islas en el último cuarto del siglo XX.
Aunque fundada en 1975 en La Laguna, funciona desde 1983 como una Sociedad Cooperativa de Trabajo Asociado. Pero es en julio de 1996 cuando la Consejería de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias le concede la autorización administrativa para impartir los estudios Superiores de Arte Dramático en las especialidades de Interpretación y Dirección Escénica y Dramaturgia.
Desde su nacimiento, se configuró como una institución para la docencia, la investigación, la difusión y la promoción del teatro en el Archipiélago, adoptando una estructura regional con dos sedes una, en Tenerife y otra, en Gran Canaria.
Son 44 los profesores que imparten sus conocimientos a los más de 80 alumnos que se reparten entre las dos islas capitalinas con el objetivo de proporcionarles una formación artística de calidad, para así, garantizar la cualificación de los futuros profesionales del arte dramático. Muchos de los docentes están vinculados al ejercicio profesional de las artes escénicas formando parte de compañías y organizaciones artísticas reconocidas tanto en la Comunidad Autónoma como fuera de ella.
En horario de mañana, los alumnos reciben sus clases teóricas y prácticas, y por las tardes, como es el caso de la sede de Gran Canaria, los estudiantes perfeccionan las diferentes escenas que están trabajando. Así, tanto las salas de interpretación y movimiento, como los pasillos, se convierten en improvisados escenarios para estos futuros actores. Jóvenes que durante cuatro años se esforzarán para poder especializarse en interpretación, escenografía o dirección de escena y dramaturgia, recibiendo el título superior de Arte Dramático que equivale al de licenciado universitario.
Para estudiar en la escuela hay que cumplir dos requisitos: poseer el Título de Bachiller y superar una prueba específica de acceso. Serán treinta las plazas disponibles para el próximo curso y la matrícula se abre a partir del 2 de mayo. “Con la voluntad de estar acorde a la igualdad de oportunidades entre islas, se optó por alternar cada curso la apertura de la matrícula, que este año será en Gran Canaria”, adelanta Fernando Vecino, presidente de la escuela.
Hoy, cientos de alumnos canarios que han pasado por la escuela han podido elegir, gracias a la formación recibida, dedicarse al mercado artístico, la docencia, la investigación u otras salidas relacionadas con el arte dramático.