La escritora grancanaria Elisa Rodríguez Court ha presentado recientemente Decir noche, una obra que “traspasa las fronteras de los géneros literarios, combinando magistralmente ficción, poesía, ensayo y metaliteratura”, según define Rebeca García Nieto en la contraportada del libro.
Con una acertada mezcla de lirismo y erudición, Elisa Rodríguez Court ha creado un espacio aleph donde Hofmannsthal, Kafka, Duras o Dickinson reflexionan sobre el acto de escribir. Al igual que en la eternidad, se concentran todos los tiempos posibles, este borgiano lugar, el jardín de estatuas sin ojos, es un punto en el espacio que contiene todos los mundos habidos y por haber, lo que hace posible el diálogo entre genios de la literatura cuyas vidas transcurrieron en distintas épocas y lugares.
Partiendo del famoso estupor del que fue presa Lord Chandos al darse de bruces contra los límites del lenguaje, Decir noche bucea en las vivencias de distintos escritores que en algún momento sufrieron “el desfallecimiento de la palabra”.
Decir noche es un homenaje a la literatura. Escritores, lectores que se adentran en un libro cuando buscan una puerta de salida y, por supuesto, mirones tienen cabida en este peculiar jardín en que uno entra y no desea volver a salir.