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Fele Martínez y Celso Bugallo tienen el alma en otra parte

MADRID, 29 (EUROPA PRESS)

La obra teatral 'Mi alma en otra parte' reta al espectador a enfrentarse a sus tabúes en temas como la pedofilia, los secretos y la compasión, y lo somete a una tormenta emocional de manos del dramaturgo José Manuel Mora, cuyo texto está protagonizado por los actores Fele Martínez y Celso Bugallo, y dirigido por Xicú Masó. El Teatro Valle-Inclán acogerá este montaje desde este miércoles hasta el 8 de mayo.

La imagen de un anciano rodeado de perros enfermos y moribundos caminando hacia el ocaso a través de un olivar inspiró a Mora a escribir este texto, según ha explicado el autor en la presentación de la obra. Además, la presión política que caía sobre aquel hombre (su propio padre) aportó el germen de esta historia: mantener la tierra para sentirse “más digno” y conservarla como “reliquia de un viejo amor”.

La obra se desarrolla a partir de una historia de amor entre una joven y un señor. Sin embargo, según ha indicado Mora, intentó huir de esta “relación pedofílica” porque no le interesaba tanto como el resto: “las historias y las heridas que permanecen en la familia”. A partir de ahí, el autor crea un relato de secretos sabidos entre padres e hijos, emociones y barreras convencionales.

El director de 'Mi alma en otra parte', Xicu Masó, ha descrito este texto como “arriesgado” por su contenido, ya que, a su juicio, “explora terrenos emocionales complejos y limítrofes con lo tabú”. El espectador se encuentra en este montaje ante puntos de vista nada habituales que le hará sentirse “incómodo, no feliz, pero no saldrá igual que como entró”.

El público sentirá que “no quiere pensar lo que está pensando, pero lo pensará, y ahí está la convulsión”, afirma Masó. Según ha manifestado, actualmente el teatro es complaciente, pero en esta obra se ha de decidir “qué hacer con los tabús”. “No hay que defenderse de una situación, sino comprender por qué los personajes actúan así”, precisa.

La puesta en escena es realista y en ella se observa una casa de ladrillo, un terreno seco y arenoso e incluso un perro. “Desafiamos al propio Hitchcock”, bromea el director. Sin embargo, se permite fugas poéticas y líricas, tanto en el espacio como en la música. En este sentido, afirma que ha preferido el fado al flamenco, porque es “más mental” y quería saber “qué pasaba si se lleva al desgarro”.

HUIR DE LA “MORALINA”

Mora considera que el teatro contemporáneo tiene un discurso “muy moralista”. Por ello, en este texto ha intentado colocarse “en el otro extremo”, ya que, señala, “como espectador me molesta que me digan lo que está bien y lo que está mal”.

El mayor desafío de esta obra ha sido la “compasión”, es decir, sentir piedad, “sentir con” en un movimiento hacia los personajes, aunque “no en el sentido cristiano”, matiza. Para ello, realiza un esfuerzo por comprender. “Somos muy políticamente correctos, pero que un hombre no diga que le gusta una chica de 12 años no significa que no le guste”, indica.

Para el actor Fele Martínez, el trabajo de esta obra ha sido “investigar el espacio que existe entre el sí y el no, que tiene un rango muy amplio, una gran tonalidad de grises”. La primera vez que lees el texto, afirma, “te puedes llegar a indignar”. “Lo maravilloso es que con tan sólo 21 páginas --de una cara-- tenga tanta porosidad, capas y estratos que te llevan muy hacia abajo”, explica.

Mona Martínez, quien completa el reparto junto a las actrices María Alfonsa Rosso y Pati Vallejo, ha señalado que se trata de una historia “hermosa que entra a borbotones”. En ella, el espectador pensará en “cuántas personas viven con el alma en otra parte y desean estar con quien no están”. “A partir de ahí los cadáveres que se dejan son muchos”, indica.