Raimundo Amador y Kiko Veneno vuelven a unir su arte en el escenario. Gracia sureña y aires flamencos en un espectáculo organizado en exclusiva para Las Palmas de Gran Canaria del que disfrutaron este jueves y lo podrán hacer este viernes los seguidores de estos dos reyes del mestizaje musical.
El reencuentro de estos dos músicos, que en esta ocasión ha promovido la Obra Social de La Caja de Canarias dentro de su ciclo de conciertos Flamencicca, no es algo inusual. Sus caminos se entrecruzan desde que en los años setenta se conocieron en Sevilla. Allí se juraron amor eterno y sellaron el sí quiero en el disco Veneno. La unión no contó con el beneplácito del padre de Raimundo Amador que no entendía que su hijo abandonase la Familia Mendoza ?el mejor grupo de baile y cante de aquellos años- para casarse con un desconocido. En la aventura se embarcó otro Amador, Rafael. Fundieron flamenco, pop, rock y blues y se convirtieron sin pretenderlo en referente de generaciones enteras de músicos. El matrimonio sólo duró un año pero de él queda un disco que se ha ganado la inmortalidad.
Raimundo Amador aprendió flamenco con su padre, que trabajaba como guitarrista en la base estadounidense de Rota. A los 12 años se trasladó a Sevilla, donde conoció a Camarón y a Paco de Lucía con los que colaboraría años más tarde. Si algo le define es su destreza sobre las seis cuerdas y su virtuosismo a la hora de fusionar. Ha mezclado el flamenco con todo: desde el blues, el funky o el sonido cubano hasta el rap.
Tras su divorcio con Kiko Veneno fundó junto a su hermano Rafael, Pata Negra, uno de los grupos más vanguardistas e innovadores de la España de los ochenta. Pero Amador siempre empujado por la necesidad de hacer algo nuevo puso fin a la banda. Tras la separación, Raimundo comenzó a preparar su carrera en solitario y en 1995 lanzó, Gerundina, a la que siguieron otros cinco discos. A lo largo de su dilatada vida profesional ha colaborado con Antonio Carmona, Juan Perro, Andrés Calamaro, Mala Rodríguez o B.B. King.
Por su parte, Kiko Veneno se echó unos cantencitos tras la ruptura con Amador. Tras colaborar con Camarón en La leyenda del tiempo inició su carrera en solitario con la publicación en 1982 de Seré mecánico por ti, pero su éxito no llegaría hasta 1992 con Échate un cantecito. Tras él, vinieron varios álbumes de calidad como Está muy bien eso del cariño o El hombre invisible, su último disco.
En las casi tres décadas que han pasado desde su ruptura, Kiko Veneno y Raimundo Amador han mantenido numerosos escarceos amorosos sobre el escenario pero el que protagonizan este fin de semana en la capital grancanaria promete ser algo más. “Esta vez parece que vamos a recordar los viejos tiempos, se escucharán temas que hacía más de veinte años que no hacíamos”, explicó Amador.
Rendidos al influjo del flamenco buscarán meterse en el corazón de la gente, hecho que, según admitió Amador, es más fácil en una sala pequeña. Y si este fin de semana funciona , “si al público le da alegría vernos juntos”, el músico confesó que le gustaría llevar el espectáculo Noche de Flamenco y Blues por toda España. Una idea que suscribió su ex compañero de banda, que animó a los promotores de conciertos a proponerles una gira así con la promesa de que será mejor que contar con cada uno de los músicos por separado.
Bajo el título de Noches de flamenco y blues los andaluces actuarán primero en solitario y luego “media horita juntos” rememorando sus tiempos de Veneno. Arropados por sus respectivas bandas pondrán poesía, gracia y fuego sobre el escenario porque ?como explicó Kiko- “cuando estamos juntos, no nos sumamos, nos multiplicamos” y “la aritmética la rompemos”.