La creatividad inconformista y marcadamente femenina de la dominicana Raquel Paiewonsky se mostrará por primera vez en España en una exposición individual que, producida por el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM), se abrirá al público mañana en Las Palmas de Gran Canaria.
Senos de mujer confeccionados con lino blanco bordado a mano que abarrotan una amplia pared recibirán al espectador casi a la entrada de la Sala San Antonio Abad de la capital isleña, escenario de esta muestra, como anticipo de una decena de obras que, reunidas bajo el título “Yo soy mi propio paisaje”, dejan patente el protagonismo del cuerpo de la mujer que caracteriza el trabajo de Paiewonsky.
Una artista que ha hecho de la denuncia de la discriminación femenina que persiste en muchos aspectos en la sociedad actual, y de forma especial en su país, un elemento central de su discurso creativo, según se ha destacado hoy en la presentación a los medios de comunicación de su exposición.
Conformada por piezas seleccionadas entre su producción de la última década, desde el año 2008 hasta el 2017, en ella se pone de manifiesto la reivindicación que su autora hace del papel activo de la mujer, frente a la “invisibilidad” a la que tradicionalmente la han relegado los estereotipos impuestos por los hombres, ha subrayado el director del CAAM, Orlando Britto.
Disculpando la ausencia de la creadora, que ha tenido que renunciar a última hora a viajar a Gran Canaria para inaugurar la exposición por razones de salud pero prevé hacerlo en mayo, cuando se ha programado que dialogue con el público en una visita guiada que dirigirá la propia artista, Britto ha explicado que Paiewonsky aborda problemas actuales pero “desde una perspectiva de género”.
Algo que se aprecia en un vídeo que, a través de imágenes de viajes de figuras sin rostro, se hace eco de cómo, en el contexto de los fenómenos migratorios que desde siglos atrás y hasta nuestros días se han venido dando de los países empobrecidos hacia los más ricos, la mujer ha tenido una participación distinta al hombre, al desplazarse “con un solo destino: el servicio doméstico”, ha dicho.
Reconocida internacionalmente, como demuestran su paso por las exposiciones bienales de Venecia y La Habana, entre otras, y su “gran proyección en Estados Unidos”, donde ha expuesto, por ejemplo, en Nueva York y Miami, la artista ha denunciado agravios sufridos por la población femenina de todo el mundo pero sobre todo los soportados por sus compatriotas en la República Dominicana.
De ello da fe, según ha argumentado el director del CAAM, otra de las composiciones que se muestran en San Antonio Abad, una serie de ocho fotografías denominada “Guardarropía” que expresa una protesta ante “la supresión de libertades respecto a la mujer” en su país.
Ciudadanas reales ataviadas con peculiares vestidos hechos a medida para la ocasión con ánimo de revelar el “hartazgo ante el trato a la mujer” que ha pervivido, en buena medida, en la República Dominicana, vertebran este conjunto de imágenes, en el que algunas aparecen con el rostro tapado o con el vientre o los pezones visibles como expresión gráfica de la función que les han impuesto.
Del trabajo desarrollado en esa serie se ha extraído, además, otra de las obras que se exhiben en Gran Canaria, un traje de seis metros de largo que luce una de esa mujeres y que ahora ha pasado a ser una pieza aparte que se muestra en solitario para que el espectador pueda apreciar cómo, “aunque a primera vista parezca un vestido de alta costura, está hecho de trapos de limpiar”.