La autora Isabel Medina ha afirmado este lunes que se vio envuelta en la escritura “de forma sorpresiva” al percatarse como maestra de que no había cuentos infantiles ambientados en Canarias, aunque su amor por la literatura comenzó en la adolescencia, cuando se enamoró “profundamente” de Shakespeare.
Isabel Medina se pronunció de esta manera durante el acto institucional con el que el Gobierno de Canarias, representado por la consejera de Cultura, María José Guerra, y el viceconsejero del área, Juan Márquez, han reconocido a la autora natural de La Gomera en el Día de las Escritoras.
La autora, que nació en Hermigua en 1943, agradeció “profundamente” este reconocimiento como “un regalo”, pues siempre ha estado “alejada” de los premios, y dijo que si se pregunta cómo llegó a la literatura no puede responder que tuvo un abuelo que ganó batallas o una familia con una enorme biblioteca en la que iniciarse en la lectura.
Lo que tuvo fue un padre que leía las novelas del oeste de Marcial Lafuente Estefanía y por eso ella también tenía la cabeza “llena de tiros”, hasta que con 13 años “un señor” -del que no ofreció más detalles- le comenzó a dar las Novelas Ejemplares de Cervantes y las obras de Shakespeare, “que sigue siendo mi amor literario”.
Eso a pesar de que el dramaturgo inglés “es un poco traicionero” porque cuando en su adolescencia comenzó a escribir cuentos un día subió a la azotea y los tiró todos, pues “cómo una niña de pueblo se iba a atrever a escribir” cuando ya existía Shakespeare, “qué locura y qué atrevimiento”.
“Mi tesoro no servía para nada porque después de Shakespeare, nada podía escribir”, detalló Isabel Medina, quien ahora lamenta “haber roto entonces un sueño, el de ser escritora”.
Medina se dedicó a la docencia, pues, en el sur de Tenerife, hasta que al principio de la década de los 80 del pasado siglo se dio cuenta de la dificultada para encontrar cuentos infantiles que estuvieran ambientados en las islas. Sencillamente, no había.
“Entonces pensé que yo podía escribir cuentos para mis niños” y para su sorpresa, su primer poemario, “Gánigo de ausencia”, fue publicado en 1982 por el Centro de la Cultura Popular Canaria.
“Soy escritora porque era maestra”, indicó la autora, quien subrayó que en su reconocimiento en el acto institucional de hoy le acompañan “todas las mujeres canarias que escriben o quieren escribir”.
Por ello mencionó además las influencias de su vida, una de ellas Hipatia de Alejandría y su frase de que “es preferible pensar mal que no pensar” y, sobre todo, la precursora de la igualdad Olympe de Gouges, autora de la “Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana” que murió guillotinada en el siglo XVIII en Francia.
A Olympe de Gouges se la encontró por casualidad mientras investigaba sobre la Ilustración “y se ha quedado en mi vida para siempre, como los amores eternos”, pues fue una avanzada a su época que la motivó a dedicarle una novela, “Olympe de Gouges. La libertad por bandera”, en 2017, así como el libreto de una ópera.
Para Isabel Medina, su ejemplo es la prueba de que el mundo camino hacia una mejoría gracias al esfuerzo de personas individuales y colectivos pequeños “que lo empujan”.