MADRID, 18 (EUROPA PRESS)
El joven pianista chino Lang Lang se muestra onvencido de que más que nunca en estos momentos es necesario “mantener la conexión entre la música y el mundo real”. “La música puede romper barreras y hay que trabajar para conseguirlo”.
El intérprete hizo estas declaraciones en Madrid donde este lunes comienza una gira por España en el Auditorio Nacional, una cita que aprovechó también para presentar su último trabajo discográfico (es su primer disco de música de cámara) y la publicación de su autobiografía en castellano.
Lang Lang, considerado a sus 27 años uno de los grandes músicos del momento, actuará también en Barcelona, Zaragoza, Valencia, Pamplona y finalizará su periplo de nuevo en Madrid, junto a la Orquesta Nacional de España, con tres conciertos los días 29, 30 y 31 de enero dirigidos por su amigo Tan Dun. En el programa de todos estos recitales figuran obras de Beethoven, Prokofiev y el Primer Cuaderno de la 'Iberia' de Albéniz.
Precisamente, el pianista chino mostró su predilección por el repertorio español y señaló que tiene previsto interpretar más obras españolas, como 'Las Goyescas', a partir de ahora. El artista recordó también a la pianista fallecida Alicia de Larrocha, a quien llegó a conocer y que le dio “fuerzas y ánimos” para seguir con su carrera.
Asimismo, también aludió a su “preocupación por la situación que atraviesa la música clásica”. En este sentido recordó que hasta hace pocas generaciones este género tenía “un hueco” si bien hoy “el pop y el hip-hop están desbancándola, algo que también ocurre en los sistemas educativos”, lamentó.
LA DISCIPLINA
Respecto a su libro, 'Viaje de miles de kilómetros. Mi autobiografía' publicado en castellano por ediciones Alba, Lang Lang señaló que quiso dar cuenta en él de las diferencias culturales entre China y Occidente, entre sus sistemas educativos y también entre la manera de vivir de su generación y la de sus padres, “cuyos sueños se vieron truncados con la Revolución Cultural”, recordó el artista.
Lang Lang (que significa “brillante hombre educado”) ganó su primer concurso de piano con tan solo cinco años. Su historia es también la del sacrificio de sus padres (una cantante y actriz que se vio obligada a trabajar en una granja y más tarde como telefonista y su padre, un intérprete de violín de dos cuerdas que estaba en el ejército y que dejó su trabajo para entregarse al talento de su hijo).
El joven intérprete confesó que su padre fue siempre muy “insistente” y que le hacía sentirse “asustado”. “Sin embargo cuando cumplí los 20 años se relajó y soy yo quien le exijo y tiro de él ahora”, apostilló. Lang Lang no olvidó citar a su madre, “una de las personas más importantes en mi vida”, reconoció, que le acompaña en esta gira.
En esta autobiografía el pianista chino cuenta curiosidades como la de la profesora que le despidió porque no daba la talla o que el 90 por ciento de su público es menor de 20 años. “En China hay 40 millones de niños que estudian piano. Esto me deja maravillado porque en países occidentales donde existe tradición musical hay muchos menos niños que estudien música”, indicó.
En cualquier caso lo importante en su carrera, independientemente del talento, ha sido “la disciplina”. “Todo el mundo necesita estudiar y dedicarle tiempo”, declaró al tiempo que señaló que si un niño quiere dedicarse a la música sus padres deben ayudarle pero en ningún caso forzarle a ello.
SEGUIR APRENDIENDO
Su nuevo disco, junto a Vadim Repin y Misha Maisky, han sido una nueva ocasión para Lang Lang de “aprender” mucho de los conocimientos de sus colegas a la hora de tocar música de cámara y música rusa. “Además me ha ayudado a saber cómo conectar mi personalidad a través de la música”, matizó.
El hecho de que se encuentre en frentes (discos, libro, gira, conciertos) tan diferentes no le resulta agobiante, sino todo lo contrario, constituye para él un impulso a su creatividad.
Desde 2003, en que Lang Lang visitó España por primera vez (“tras el concierto fui a ver una corrida de toros que me impactó”, dijo), el pianista chino ha estado en la capital al menos en ocho ocasiones. Y si algo no ha olvidado es “el jamón, que es grandioso”, concluyó.