Por un lado están los que contra todo pronóstico ganaron las elecciones prometiendo cambios comedidos y en un ejemplo de democracia incluyeron a las distintas tendencias y opiniones para trabajar juntos en la difícil tarea de reconstrucción de una nueva SGAE. Por otro lado están los que en tiempos pasados, la etapa de Teddy Bautista, vivían mejor y hacen todo lo posible para volver a su estado de gracia. Por otro lado están los que formaron parte del cotarro pero querían montar el suyo propio desplazando al gran jefe manteniendo buena parte del tinglado. Y por otro lado están los que piden cambios más profundos para desechar, de una vez por todas, cualquier atisbo de plutocracia, amiguismo, prepotencia y mala gestión.
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