MADRID, 22 (EUROPA PRESS)
Luis Landero inicia un viaje hacia la plenitud y la felicidad en su nueva novela, 'Absolución' (Tusquets), un relato que recorre la vida errática e insatisfecha de su protagonista, un “fugitivo” que observa la cuenta atrás del futuro que lo espera.
El relato se desarrolla un jueves de mayo, apenas tres días antes de la boda entre Lino, el personaje central, y Clara, el gran amor de su vida. Según ha explicado el autor este lunes durante la presentación, él es un “adolescente mayor” que se enfrentará a un suceso que lo hará reflexionar acerca de su vida, desde su adolescencia hasta el presente.
Aunque esta boda parece el momento esperado para el personaje central de 'Absolución', Lino se encuentra rodeado de muchos “demonios existenciales que lo han perseguido siempre”. “Todos sus sueños se van a cumplir, pero un incidente va a hacer que todo se vaya nublando”, avanza el escritor.
“Lo mejor que tiene escribir es que sin necesidad de mirar por la ventana estás viendo la vida”, ha manifestado el autor. Tantear, realizar varias tomas o tirar lo que no sirve a la papelera forma parte de este oficio, en el que el autor confiesa “sufrir” en ocasiones, buscar excusas para sentarte al teclado en otras, o desasogarse en la cama para que amanezca pronto.
“NI UN DÍA LIBRE”
Landero (Alburquerque- Badajoz, 1948) publicó por última vez en 2010 'Retrato de un hombre inmaduro', novela que siguió a 'Hoy, Júpiter' y 'El guitarrista', publicadas en 2002 y 2007, respectivamente. “Voy a mi ritmo y soy feliz”, confiesa.
A pesar del tiempo que ha transcurrido entre novela y novela, señala que escribe todos los días y no se toma “ni un día libre”. El motivo es vital para el escritor: “Una novela hace que no esté en la intemperie”. “Si no fuera por la literatura me habría dado al alcohol y a las mujeres”, bromea el autor de 'Absolución'.
En sus relatos el pilar fundamental es el “personaje”, tal y como declara. “En la medida en que este sea interesante, lo será también la historia”, recalca y añade: “La novela no puede solo ser argumento, porque lo que hace atractiva una novela es la indagación”.
En este sentido, señala que a veces el autor, en su “afán por atrapar a los lectores, los malcría”. Hoy en día, señala Landero, “la idea del esfuerzo se ha desterrado”, una consecuencia de una sociedad infantil “llena de juegos y niñerías”. Sin embargo, en su opinión, “hay ciertos placeres que hay que merecérselos”.
Aunque matiza que “la buena literatura es entretenida --incluso las novelas más duras--”, muchas publicaciones “buscan por encima de todo el entretenimiento”. El indicador de calidad se traduce en la capacidad del texto para enganchar a quien lee, algo opuesto a lo que exigen los buenos libros: “No me puedo imaginar a alguien decir que no puede dejar de leer 'En busca del tiempo perdido', de Proust”. En cambio, una novela debe “revolucionar” al lector, dotarlo de “algo que no tenía” antes de leerlo, sostiene.
En este sentido, Landero ha reconocido que “el éxito es la droga más adictiva”, porque cuando un escritor es conocido “teme dejar de serlo”. Por ello, “quiere gustar”, y busca hacerlo con “cierta velocidad”. “No vayan a olvidarse de mí”, señala.