MADRID, 10 (EUROPA PRESS)
Massimo Gramellini, subdirector del diario La Stampa, es ya todo un fenómeno editorial en Italia. Su última novela 'Me deseó felices sueños' (Editorial Destino), una historia personal sobre la orfandad materna, ha conmovido a más de 660.000 italianos y viaja ya por una quincena de países con su mensaje positivo y veraz de superación del dolor.
“El secreto del libro es haber contado mi historia y haber superado el pudor. Porque puedes contar la verdad mucho mejor en una novela que en un periódico”, explica.
“La gente quiere oir historias en primera persona en lugar de estadística fría. En la prensa la gente te lee mucho más si cuentas una historia, y te escucha el doble en televisión. Para mi era muy importante contar mi historia para ser creíble. La gente se ve como en un espejo y al cabo del tiempo hacen suya la historia. Por eso reivindico la primera persona en el relato, porque así se logra mayor contacto con los lectores”, plantea.
Massimo se quedó huérfano el último día del año 1969. Tenía ocho años y le contaron que su madre había fallecido de un ataque al corazón. Sin embargo, el niño de entonces no conocería la verdadera historia hasta cuarenta años después, en los que aprendió a convivir con el sufrimiento y a superar el dolor. “Mi padre me contó un cuento de amor para defenderme de la verdad”, asegura.
En su opinión, tanto en el periodismo como en la vida privada siempre “es necesario contar la verdad, aunque lo complicado es encontrar el momento adecuado, porque a lo mejor la persona a la que va dirigida no está preparada”. Así, admite que él con ocho años no estaba preparado para saber la historia real de la muerte de su madre, aunque claro, apostilla con sorna que se enteró a los 49, cuando tal vez “ya era demasiado tarde y lo ideal hubiera sido algo intermedio”.
“Aunque la rechacemos y no la queramos aceptar, siempre conocemos la verdad en el fondo de nuestro corazón. Uno no la quiere saber porque la verdad nos hace sufrir, aunque después nos haga crecer. La verdad es importante para ser adultos y hay que tener el valor de aceptarla”, resalta Gramellini.
“HAY MUCHOS HUÉRFANOS DE PADRES VIVOS”
Sobre el éxito de la novela, cuenta que muchos lectores le escriben y le hablan de “traumas familiares”, algo de lo que él deduce que “hay muchos huérfanos de padres vivos”. Añade además, desde su propia experiencia, que un huérfano “necesita que le amen y piensa que cuando lo consiga será feliz, pero en realidad luego se da cuenta de que es feliz amando”.
En esta línea, el periodista recalca que “escribir es una terapia que te vacía”, pero puntualiza que “si no sigues viviendo, al final recaes y te vuelves a llenar” de cosas negativas. Por eso no duda al afirmar que “ante el dolor podemos hundirnos o descubrir algo dentro de nosotros que haga de nuestra vida algo muy grande”.
Por último, haciendo un paralelismo con la situación social actual, plantea que ahora “podemos perdernos y perder a Europa o que algo haga 'click' y evolucionemos hacia algo mejor”. “Espero que la próxima generación no sea de italianos o españoles, sino de europeos en algo así como los Estados Unidos de Europa”, concluye.