MADRID, 27 (EUROPA PRESS)
El escritor Nicholas Shakespeare preña de dilemas morales su última novela, a través de la historia de un joven mileurista que, de la noche a la mañana, recibe una herencia inesperada de 20 millones de euros; un dinero que de ninguna manera podrá salirle gratis.
La novela, titulada 'La herencia', arranca con la llegada del protagonista, Andy Larkham, a una capilla donde se oficia un funeral. Pronto percibe que se encuentra en la capilla equivocada, pero, avergonzado por la situación, decide permanecer en ella hasta el final del servicio, convirtiéndose por ello en heredero de 20 millones de euros.
Después de disfrutar de un periodo de asueto en hoteles de cinco estrellas, Andy conoce a Janine, hija del millonario y teórica heredera. Es entonces cuando Andy comienza a interesarse por la vida de su benefactor y, así, la herencia le llevará a involucrarse en una trama cuyo origen se remonta a 1915, a los tiempos del genocidio armenio en Turquía.
“Hace seis años, un gran novelista me contó una historia que fue la base de mi novela, una historia que había descubierto haciendo una investigación para su propia obra, pero que él no iba a escribir. Le pedí que me dejara emplearla. Él había estado en oficina de abogados en Sydney, recabando información, y allí le contaron que un hombre había ido a funeral equivocado, donde solo le pidieron que firmara en el libro de visitas. Luego le llamaron diciéndole que había heredado dinero. Me pareció una historia fantástica, y, de forma automática, vinieron a mí escenas de la novela”, explica el autor en un desayuno de prensa.
En “diez minutos”, el escritor sentó las bases de su novela y alumbró al protagonista, “alguien tipo Hugh Grant, desastroso, sin dinero, con una mujer que lo estaba dejando”. Luego tardó meses en encontrar el origen de la herencia y en registrar sus ideas cuidadosamente.
“Andy en esencia es una buena persona. Cunado escribo una novela siempre creo que estoy emprendiendo un viaje nuevo hacia un lugar nuevo, pero siempre acabo enfrentándome a los mismos problemas, que desembocan en un dilema moral, en la lucha constante entre el bien y el mal”, dice.
LOS VIAJES DE JUVENTUD
Nacido en 1957 y fogueado en el periodismo, su juventud transcurrió en Extremo Oriente y Latinoamérica, donde acompañó a su padre en su labor diplomática. Cuestionado por la influencia de los viajes en su obra, el autor subraya que “no es necesario viajar para ser una gran escritor”. “Emily Dickinson es una de las grandes autoras americanas y nunca salió de su casa”, precisa, “y probablemente yo hubiera escrito mejores obras si no hubiese viajado tanto”.
El escritor, que prepara una obra de no ficción ambientada en la Francia ocupada, sí reconoce la importancia de la formación periodística en su literatura. “Tanto Vargas Llosa como García Márquez, Dickens o Hemingway eran periodistas, y es algo muy importante a la hora de escribir, te enseña a ser conciso y te enseña un poco la artesanía de la escritura. Los periodistas salen al mundo se encuentran con lo que ven y luego informan por escrito, es una educación muy útil”, ha destacado Nicholas Shakespeare.
“Eso sí”, concluye, “cuando uno es periodista y escribe novelas tiene que saber cuándo es el momento de dejar el periodismo aparcado. En el periodismo hay clichés aceptables que lo son en la literatura. En el periodismo necesitas poder utilizar estos 'niños deformes', pero cuando eres escritor tienes que desprenderte de ellos duramente como los padres de Esparta. Muchas veces cuando un periodista intenta escribir una novela no siempre funciona”