El pleno del Parlamento de Canarias aprobó este jueves una proposición no de ley en la que se pide que el teatro Guiniguada, en la capital grancanaria, cambie su nombre y se denomine Avellaneda como el cine que durante 40 años ocupó las instalaciones del actual teatro en reformas.
Esta petición dirigida al Gobierno de Canarias figura en una proposición no de ley que fue presentada por el grupo Popular y que contó con el apoyo del grupo de Coalición Canaria, mientras que el grupo Socialista se abstuvo.
Victoria Ponce, diputada del grupo Popular, recordó que a principios de los años 40 la familia Avellaneda promovió la construcción de un cine que estuvo en funcionamiento hasta la década de los 80 y que recibió el nombre de la familia promotora.
Ponce señaló que durante todo ese tiempo el cine Avellaneda fue utilizado como espacio de ocio y entretenimiento por distintas generaciones de grancanarios.
Recordó que en 1986 se inició el trámite de adquisición del cine por parte de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes para destinarlo como sede de la Filmoteca Canaria y como Teatro.
Indicó que en 1987 se reinició su actividad y a partir de ese momento cambió su nombre por el de Teatro Guiniguada.
Ponce consideró que es de recibo rendir tributo a aquellos que apostaron por poner en marcha espacios culturales como el caso de la familia Avellaneda y consideró que no debe prevalecer un nombre impuesto por una decisión política ante el nombre originario del inmueble.
Amparo Martín, del grupo Socialista, indicó que durante veinte años el antiguo cine ha recibido el nombre de Guiniguada en honor al barranco que separa el barrio de Vegueta y el resto de la ciudad y recordó que está previsto un proyecto de rehabilitación del cauce del barranco.
Martín criticó que durante 20 años el PP, que ha formado parte del Gobierno de Canarias, nunca ha propuesto este cambio de nombre y se preguntó si ese partido pretende obtener réditos electorales con la propuesta.
Hermelo Martín, del grupo de Coalición Canaria, dijo que este cine constituyó un espacio muy importante durante la dictadura y en la que se vivió, dijo, un periodo de pobreza cultural.
Defendió que una vez que se terminen las obras, el teatro pase a llamarse Avellaneda.